¿Acepto usted a Jesus como su salvador?

miércoles, 24 de septiembre de 2008

LA VIDA DEL REY QUE HA DE VENIR

Ensayo Sobre La Vida de Jesucristo





Con Jesucristo llega a nosotros el Reino de Dios, pero ¿Esto qué quiere decir? Esto significa que al aceptar a Jesús como nuestro Salvador y seguir sus enseñazas nos convertimos en ciudadanos del Reino de Dios, adquirimos esa “nacionalidad”, ese estatus con sus derechos y deberes. Algo parecido ocurre en el ámbito jurídico cuando adoptamos la nacionalidad de un país en el cual no nacimos ni hemos vivido (valiéndonos de que alguno de nuestros padres o abuelos haya nacido en ese determinado país). Vivimos entonces en este mundo, pero como si no fuéramos de este mundo, pues nuestro proceder se basa en ser súbditos del Reino de Dios. Las naciones de la tierra se fusionan, se desmiembran, cambian de nombre y de formas de gobierno… Sin embargo el Reino de Dios es el único inalterable y eterno. Jesucristo fue la promesa más grande en toda la historia de la humanidad y nace en el pueblo judío porque éste pueblo, de todos los pueblos del mundo, fue el que nuestro Señor escogió específicamente para adorarle. Como verá, nuestro Padre es un Dios ordenado y minucioso.
Para el tiempo del nacimiento de Cristo el pueblo judío, pese a haber sido exiliado, repatriado y colonizado, confiaba fervientemente en la promesa de Jehováh su Dios, la cual consistía en el envío de un Mesías, del esperado libertador de quien hablaron los profetas Isaías (700 años a.c.) y Daniel (167 años a.c.) entre muchos otros. Mesías es una palabra hebrea que significa ungido, es decir, aquel sobre cuya cabeza se ha derramado aceite como signo de elección. Es necesario detenernos en éste punto para aclarar que Jesucristo, fue mucho más que un hombre excepcional, mucho más que el único capaz de cumplir con todos los mandamientos (no sólo con los 10 originales dados a Moisés en las tablas de Aseret y Hadibrot, si no además con los otros 613 que de aquéllos primeros se derivaron) Jesús fue mucho más que el hijo primogénito y muy amado de Dios entregado en sacrificio... Jesús es Dios mismo, quien moraba con el Padre en los cielos desde mucho antes de venir a la tierra en forma de hombre durante 33 años. Notemos que en el Libro del Génesis, capítulo 1, verso 26, El Señor dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y conforme a nuestra semejanza…” ¿A quién cree usted que Dios le hablaba? Le hablaba a Jesús. Jehováh, Jesús y El Espíritu Santo ya estaban trabajando juntos en ese momento…y si es así, entonces ¿Quien nos asegura que los colores que visten al atardecer de cada día no fueron concebidos por Jesús? ¿Si toda persona tiene un ángel de la guarda, no sería idea de Jesús? Jesús es al Alfa y la Omega (la primera y última letra del alfabeto griego) es decir, el principio y el fin. Miremos la cruz: la cruz está vacía. Miremos la tumba: La tumba está vacía. ¡Jesús vive! y reina con poder a la diestra del Padre.
Jesucristo vino a morir por nosotros, a morir para que fuéramos salvos; pero ¿salvos de qué? De la muerte eterna, la muerte del alma, del día del juicio donde se dejará por fuera del Reino de Dios a quienes no recibieron la palabra de Jesús en su corazón; salvos de la esclavitud y de la ignorancia de que existe un mundo espiritual por encima de nuestras cabezas y más allá de esta vida corta, agitada y competitiva donde la fé no parece caber.
Si Jesús se hubiese negado a venir a la tierra, estaría reinando con el Padre, investido igualmente de su majestad divina, con una sola diferencia: Ninguno de nosotros seríamos salvos. ¿Alguna vez se ha detenido a pensar que una sola palabra de Jesucristo le habría puesto fin a todo su sufrimiento en la cruz? Los ángeles del cielo esperaban sólo una orden, sólo una sola palabra de Jesucristo para irlo a buscar a ese lugar espantoso, que era llamado el monte de la calavera. Satanás estaba ahí, esperando que el dolor insoportable del cuerpo de Jesús le hiciera doblegarse y desistir. Nuestro Padre estaba ahí, sufriendo desconsoladamente por su hijo amado desangrándose, sin poder respirar clavado en un madero. María estaba ahí, sin separarse de su hijo, traspasado su corazón cuando la lanza traspasó el cuerpo del hijo de Dios y de sus entrañas. Pero en medio de tanto dolor Jesús calló, calló durante tres horas de agonía y ese, es uno de los mayores motivos para amarlo, admirarlo e imitarlo; porque de haberse bajado de la cruz nada hubiese pasado, El seguiría siendo Dios gobernando la vida, las formas, los elementos, el tiempo, la matemática y la física del universo junto a su Padre y al Espíritu Santo, con una sola diferencia: Ninguno de nosotros seríamos salvos. Por eso decimos que Jesucristo venció al enemigo en la cruz del calvario. Gracias Señor Jesús por callar. Tus horas de silencio nos dieron la vida eterna…Callaste por nosotros.
El mensaje de Jesús, su sacrificio, su obra liberadora y la reflexión profunda a la cual nos conducen sus palabras claras y sencillas son formidables y altamente enriquecedores, tanto que al escudriñarlos parecieran no tener fin. A continuación, mostraremos los aspectos que hemos considerado más resaltantes de la vida del unigénito hijo de Dios en la tierra.



Siete Profecías Sobre Cristo

A lo largo del Antiguo Testamento se cuentan alrededor de 300 profecías sobre la primera venida del hijo de Dios a la Tierra. Seguidamente, siete profecías de las más representativas:

1. Habría de ser de la familia de David. Mat. 22:44; Mar. 12:36; Luc. 1:69-70;
20:42-44; Juan 7:42; 2 Samuel 7:12-16; Salmos 89:3-4; 110:1; 132:11;
Isaías 9:6-7 y 11:1.
2. Su venida será motivo de una matanza de niños en Belén. Mat. 2:18;
Gen. 35:19-20; 48:7; Jeremías. 31:15.
3. Será traicionado por un amigo, por 30 piezas de plata. Mat. 27:9-10;
Juan 13:18; 17:12; Zacarías 11:12-13; Salmos 41:9.
4. Se echarán suertes sobre su vestidura. Juan 19:24; Salmos 22:18.
5. Aún sus últimas palabras fueron predichas. Mat. 27:46; Mar. 15:34;
Luc. 23:46; Salmo 21:1; 35:5.
6. No se le quebrará ningún hueso. Juan 19:36; Ex. 12:45; Núm. 9:12;
Sal. 34:20.
7. Proclamará júbilo al mundo. Luc. 4:18-19; Isa. 56:6; 61:1.
Su Nacimiento

Jesús nació en tiempos del rey judío Herodes I “El Grande” y en un lugar llamado Belén de Judea. Poco antes de nacer Jesús, el emperador romano Octavio Cesar Augusto (año 7 a.C.) proclama un edicto ordenando el censo de todos los ciudadanos que vivían en el imperio. En Palestina era costumbre que se inscribieran, no en el lugar donde vivían, sino en el lugar de donde provenía su familia. José provenía de la familia del rey David, y Belén era el pueblo de David. Por eso José y a su esposa María se trasladaron desde Galilea hasta Belén. Allí nace Jesús, en un establo, porque no había habitación en ninguna posada de las que recorrieron María y José debido a la gran cantidad de personas que venían a censarse. Jesús es colocado al nacer en un pesebre acolchado con paja, a falta de una cuna. ¿Sabe ud. lo que es un pesebre? Un pesebre es un cajón donde se les pone la comida a los animales. Mucho se ha especulado sobre el significado de esta circunstancia. Dios, es un Dios de misericordia, pero también es un Dios de ciencias exactas, de planes precisos, de tiempos perfectos, no de improvisaciones ni de miseria, tratemos de estar claros en esto. El Señor Jesús nace en un pesebre, no para dar testimonio de pobreza, ni porque “casualmente” no había habitación en Judea: Jesucristo fue el último cordero entregado en sacrificio para el perdón de los pecados del hombre. Nació y murió como un cordero, en un establo y sacrificado, respectivamente.

Antes de la llegada del Salvador, el pueblo judío sacrificaba un cordero anualmente en su templo, para que Yahvé les perdonara por los pecados de ese año. Ya no es necesario ni lícito ningún sacrificio de sangre, pues el último sacrificio fue el realizado por el cordero de Dios. Esa es una de las grandes diferencias que guardan los seguidores de Jesucristo con los practicantes de religiones africanas (tales como la santería, el budú y el palerismo) quienes por el contrario, realizan sacrificios de sangre a sus beldades. Los judíos que nunca aceptaron a Jesús como el Mesías, también realizan sacrificios de sangre en la actualidad, manteniendo la tradición tal y como si nunca hubiese venido a ellos el hijo de Dios. Este sacrificio es llamado “Kosher” y es profundamente criticado a nivel mundial por las organizaciones defensoras de los animales ya que se estima que este rito prolonga deliberadamente el sufrimiento del animal, bajo la creencia de que mientras más sufra, más energía liberará, la cual supuestamente será absorbida por su verdugo.
Su Vida Antes del Ministerio………………………………………………………..

Cuando era muy pequeño Jesús tuvo que huir con sus padres a Egipto, porque el rey Herodes ordenó dar muerte a todos los varones menores de dos años. Israel entero se vistió de luto ese día. Resulta que a Herodes, se le profetizó que ya estaba en la tierra el verdadero Rey de los judíos, cuyo trono era infinito y eterno, muy superior al suyo. Satanás entonces le utilizó para intentar refrenar el avance del Reino de Dios, ya que él no conocía la identidad del hijo del Señor en la tierra. Una vez muerto Herodes y disipada su amenaza, Jesús volvió con sus padres a Galilea, donde vivió como un niño judío más. Más adelante y como judíos respetuosos de la ley, los padres de Jesús peregrinaban al Templo de Jerusalén todos los años para celebrar la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, se lo llevaron con ellos. Después de un día de camino y ya de regreso, María y José se detuvieron para pasar la noche, percatándose de que Jesús no estaba con ellos. Dos días después le encontraron en el templo enseñando…y los doctos de la ley se maravillaban de sus respuestas. De los siguientes años de Jesús, no tenemos ninguna noticia en especial, se supone que vivió como un judío normal, compartiendo su vida con la gente sencilla de su pueblo.

Jesús Comienza a Trabajar

El maravilloso ministerio de Jesucristo lo explicó El mismo, tal y como lo indica la narración de Lucas 4:16-21: “Y vino a Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme a su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó a leer. Y fuéle dado el libro del profeta Isaías; y como abrió el libro, halló el lugar donde estaba escrito:”El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; para dar libertad a los cautivos y a los ciegos vista; para poner en libertad a los quebrantados, para predicar el año agradable del Señor”. Y rollando el libro, lo dió al ministro, y sentóse, y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. “
Antes de comenzar esta misión, recibe el bautismo de manos de Juan “El Bautista”, su primo, quien predicaba y bautizaba a orillas del río Jordán. Juan Bautista era el profeta cuya predicación versaba sobre la conversión y el cambio interior. Jesús como uno más, se acercó a bautizarse. Su bautismo no era para cambiar de vida, no era para nacer de nuevo, pues Jesús no tenía pecado. Era para darnos el ejemplo. Antes de convertirnos en pescadores de almas debemos arrepentirnos de nuestros pecados, cambiar los hábitos dañinos y ser bautizados. En el momento en que Juan bautizaba a Jesús, se oyó la voz del Espíritu del Padre que decía: "Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento". (Mateo 3:17).

Jesús Nos Revela Cómo Trabaja Dios

Mucho hablamos sobre Dios, mucho le nombramos y le invocamos cuando lo necesitamos… pero ¿En realidad sabemos cómo trabaja Dios? ¿En qué se basa para actuar? Ello sólo se consigue escudriñando su palabra ya que Jehováh quiere que sepamos quién es El, cómo piensa, dónde está y qué demanda de nosotros. Dios no vá a quienes no le reciben…no hay milagros, ni cambio, ni liberación para quien no dispone su corazón a servirle, aunque sea grande su necesidad, y préstele atención a esto. Si existe una gran necesidad en un corazón duro y soberbio Dios no escucha ese ruego y no le culpe a El, pues el hombre es quien tuerce sus propios caminos. Muchas veces no nos gusta oír este tipo de cosas, pero son verdades bíblicas. Veamos entonces qué nos dice Jesús al respecto: “Y les dijo (Jesús a los sabios en el templo): Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate á ti mismo: de tantas cosas que hemos oído han sido hechas en Capernaúm, haz también aquí en tu tierra. Y dijo: De cierto os digo, que ningún profeta es aceptado en su tierra. Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, que hubo una grande hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fue limpio, sino Naamán el Sirio. Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas”. (Lucas 4:23-28).

El Bautismo de Jesús

El bautismo de Jesús fue realizado en el río Jordán por Juan “El Bautista”, el último y más grande de todos los profetas antiguos (Mat. 3:13). Jesús buscó a Juan para que le bautizase, quien predicaba el bautismo del arrepentimiento para el perdón de los pecados. Jesús fue entonces bautizado no porque necesitaba nacer de nuevo, pues El no tenía pecados, sino para darnos el ejemplo, para demostrar como siempre lo hizo que debemos seguir sus pasos para cumplir con los mandamientos del Reino de su Padre, significándonos que un requisito necesario para ingresar en el futuro Reino del Señor es arrepentirnos y que el bautismo es un acto hermoso y simbólico que nos identifica como cristianos. Se ha confundido durante mucho tiempo al bautismo con la presentación, e incluso se han mezclado convenientemente ambos ritos por algunas religiones. La presentación, consiste en llevar al recién nacido al templo para ser mostrado ante la congregación como un nuevo miembro de la misma; el pastor o rabino ora por él y se entrega a Dios para que le proteja y guíe durante su vida. El bautismo por el contrario, es un acto voluntario, mediante al cual el adulto arrepentido de sus pecados decide libre y concientemente bautizarse para comenzar a trabajar en las actividades que su Iglesia desarrolla, es decir, en la obra de Dios aquí en la tierra. ¿Cómo se puede hablar entonces de bautismo de niños cuando ellos son libres de pecados y no tienen conciencia plena de lo que sucede a su alrededor? Esta práctica de “bautizar” a los niños desvirtúa el verdadero significado del bautismo que Jesús nos enseñó. Lo que bíblicamente se debe hacer con los niños es presentarlos.

Este planteamiento obedece única y exclusivamente a verdades bíblicas contenidas en los evangelios, donde leemos claramente que Jesús fue presentado por sus padres en el Templo cuando era un niño, según la tradición judía, y bautizado siendo adulto antes de iniciar su gran ministerio. Por cosas como ésta, es que estamos llamados a leer y estudiar más la palabra de Dios. Debemos evitar a toda costa vivir bajo doctrinas de hombres. Tenga mucho cuidado con esto pues en el Juicio Final Dios evaluará qué tanto Ud. le obedeció a El, no a los hombres. Para hacer lo correcto se debe respetar la ley de los hombres, su gobierno y las autoridades políticas establecidas, no su doctrina religiosa secada de interpretaciones erróneas del mensaje bíblico original. La verdadera doctrina, el “deber ser”, está en la Biblia ya que para eso fue escrita. Como dato interesante, agregamos que Juan “El Bautista” era primo segundo de Jesús y vivió en el desierto mucho tiempo hasta hacer su aparición pública a los treinta años de edad. Vestido apenas con una túnica de pelo de camello y un cinturón de cuero, este hombre empezó a predicar la penitencia y el bautismo en las orillas del río Jordán, atrayendo grandes multitudes.
Murió decapitado por las intrigas de la mujer de Herodes, ya que la acusaba de vivir ilegítimamente con él. Jesucristo dijo de Juan El Bautista en una oportunidad: "Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista".

Jesús es Tentado

Una vez bautizado, Jesús es llevado por el Espíritu Santo al desierto. Allí ayunó durante 40 días y 40 noches y entonces, sólo entonces, cuando tuvo hambre, el enemigo le tentó. Tres veces fue tentado y las tres veces respondió CITANDO LA PALABRA. Examinemos los detalles de este hecho y a cuales conclusiones nos lleva:

Tentación Nro.1: “Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se haga pan”. El enemigo quería saber si ése era en verdad Jesucristo (porque esa información le estaba negada hasta que se cumpliera la voluntad del Señor) y si no lo era, pretendía quebrantar su fé, pues sabemos que nadie puede utilizar el poder de Dios simplemente basándose en un capricho o deseo personal. Igualmente pretendía que desobedeciera, pues en el ayuno, no es lícito comer. Como podemos observar, todos los propósitos que puede perseguir el enemigo con una sola acción son dañosos. Respuesta de Jesús: “Escrito está: Que no con pan solo vivirá el hombre, mas con toda palabra,de,Dios.” ………………………………… ……………………………………………………………………

Tentación Nro. 2: “Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad (la de todos los reinos de la tierra) y la gloria de ellos; porque a mí es entregada, y a quien quiero la doy. Pues si tú me adorares delante de mí, serán todos tuyos.” Veamos: La gloria de los reinos de la tierra le fue entregada a Satanás cuando Adán desobedeció a Dios en el huerto del Edén, comiendo del único árbol del cual le estaba prohibido comer… El hombre perdió con su desobediencia lo que Dios le había entregado y ponga Ud. atención en esto porque el peor efecto de la desobediencia es que el enemigo la usa para quitarnos lo que Dios nos dá. El es nuestro acusador y siempre esta esperando la más pequeña equivocación para culparnos delante del Padre y asi darse el gusto de arrebatarnos sus bendiciones. Conociendo estas cosas ¿confiaría Ud. en una promesa del padre de mentiras? No verdad y aún menos si debemos dar a cambio algo primero (la adoración en este caso). Todo lo contrario ocurre con nuestro Padre, quien nos entregó la libertad mediante lo más valioso que tenía, su hijo amado, aún antes de que hubiésemos nacido. Observe también que primero tentó con un trozo de pan, ahora tienta con gloria y poder, de manera que tenga por seguro que cada tentación será más fuerte e irresistible que la anterior. Respuesta de Jesús: “Vete de mí, Satanás, porque escrito está: A tu Señor Dios adorarás, y á él solo servirás.” En ésta oportunidad, El Señor Jesús le ordena dejarle, sin embargo era la voluntad de Dios que fuera tentado por tercera vez. Debemos resistir hasta el final, ya que nuestro enemigo no nos dejará hasta tanto se cumpla, no nuestra voluntad, ni mucho menos la suya, si no la del Dios Todopoderoso pues nada escapa de El.

Tentación Nro. 3: “Y le llevó a Jerusalén (el maligno) y púsole sobre las almenas del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo, porque escrito está: Que a sus ángeles mandará a ti, que te guarden; y en las manos te llevarán, para que no dañes tu pie en piedra.” Al ver la persistencia de nuestro Señor, más crecía la duda del enemigo sobre la identidad de aquel hombre y por eso, esta última tentación más bien tiene las características de un reto…Como hijos de Dios y seguidores del ejemplo de Jesús, nunca debemos caer en este tipo de provocaciones, no debemos intentar medir fuerzas con el enemigo, ni demostrar nuestro poder como si nos perteneciera a cuenta propia. Somos parte del cuerpo de Cristo, de su familia y de su ejército; por lo tanto, todo lo que tenemos le pertenece a El y nos fue dado para usarlo según sus órdenes. La respuesta: “Escrito está: No tentarás al Señor tu Dios.” De esta manera breve y poderosa termina éste episodio. Estamos llamados a ser precisos y efectivos, no habladores e ineficientes.



Enseñanzas para Nosotros:
1) El Señor Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu Santo y luego de las tentaciones, el mismo Espíritu Santo lo trasladó hasta Galilea. Para todo lo que realicemos en nuestras vidas debemos pedir la dirección del Espíritu Santo y que sea El, quien nos lleve y nos traiga de cada lugar a donde vayamos.
2) Jesús respondió a cada tentación con la palabra de Dios y ¡sorpresa! el enemigo le tentó usando la Palabra también. Si nuestro enemigo conoce nuestra arma, que es la palabra del Señor, con más razón debemos no sólo leerla, si no escudriñarla, estudiarla, memorizarla y exprimirla a solas y en grupos de trabajo. Al hacerlo, Dios nos abrirá el entendimiento de manera tal que blandiremos nuestra espada mejor de lo que cualquiera pudiera conocerla y ¿por qué? Porque la Biblia fue escrita por Dios para nosotros sus hijos, para nadie más. Combatamos entonces con sabiduría de lo alto, no con la nuestra. La autoridad para vencer nuestros problemas nos fue dada por el mismo Jesucristo, asi que no espere vencer al enemigo mediante sus propias fuerzas ni fuera del orden que Dios demanda exista en nuestras vidas.
3) El enemigo tentó a Jesús cuando tenía 40 días ayunando, no 10 días, ni 15 días: El enemigo le tentará a Ud. cuando esté más vulnerable, cuando tenga hambre, sed, angustia, confusión o alguna otra necesidad. Buscará que Ud. desista de su fé para con Dios o haga lo malo. Estemos alerta y mantengamos la vista fija en nuestros objetivos con el Señor y en las metas trazadas para con nosotros mismos.
4) La tentación hecha a nuestro Señor Jesucristo fue un intento del enemigo para detener el plan de Dios, pero obviamente Jesús vino venciendo y para vencer. Esto nos revela que al caer en las tentaciones del mundo detenemos el plan de Dios en nuestras vidas y nos exponemos peligrosamente a vivir fuera de su presencia. Jesús nos dejó su ejemplo: Debemos resistir. Resistir las veces que sea necesario a las tentaciones, los vicios, las emociones estériles, la avaricia, el rencor, la venganza, la codicia, la envidia, las seducciones banales de la carne y todo aquello que deshonre tu posición como hijo del Dios Altísimo.
Jesús era Directo, Exacto y Vertical
El temperamento y el carácter de Jesús son joyas que debemos imitar. El carácter del hombre ha sido su mayor debilidad y por lo tanto la mejor arma del enemigo para hundirlo. Analicemos el siguiente relato: “Y estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz diciendo: Déjanos, ¿qué tenemos contigo Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. Y Jesús le increpó, diciendo: Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno. (Lucas 4: 33-35).


Enseñanzas para Nosotros:
1) Los demonios no sólo existen, si no que personas que los tienen pueden hacer vidas prácticamente normales e ir incluso a las iglesias. Debemos mantenernos siempre alertas, siempre en oración y ayuno. Ellos conocen que somos hijos de Dios y que tenemos autoridad como tales.
2) Jesús le manda a callar, no debate con él, no le maldice, no habla con rodeos. Jesús dá dos ordenes al espíritu inmundo que debió cumplir: Enmudece, y sal de él, nada más. No debata con el enemigo, ordénele que salga de su vida, de sus relaciones familiares, de su hogar, de su trabajo…todo en el nombre de Jesús.
3) Una de las armas más filosas de nuestro enemigo es hablar verdades y mezclarlas con mentiras para confundirnos y manipularnos. No dudará en adularle si es necesario para lograr su cometido. No se deje llevar por quienes hablen maravillas de usted, de lo poderoso que es Ud., de lo bien que canta, de lo hermoso que habla: mantengámonos humildes y firmes como hijos muy amados de Dios y simples instrumentos de su voluntad.
¿A Qué Vino Jesús a la Tierra?
Al principio de los tiempos, Jehováh nuestro Dios, un padre misericordioso y también un brillante científico y estratega, decidió probar al hombre para determinar cómo debía proceder en cuanto a él. Colocó en un ambiente controlado (en el huerto del Edén) a dos sujetos de prueba: Una pareja de cuyo comportamiento dependería la suerte de todos los hombres y mujeres de este planeta. Adán y Eva fallaron, comiendo entonces como sabemos, del único árbol del cual expresamente se les había prohibido comer. Créalo o no la prueba existió. Quizá no fue una manzana sino otro tipo de ensayo o ejercicio, lo cierto es que el hombre se separó de los grandes planes que Dios tenía para él por causa de aquella desobediencia. Jesucristo vino al mundo a servir de puente entre el hombre y Dios, vino a morir como el último cordero para reconciliarnos con El (como el último cordero porque antes de su muerte Dios demandaba que el pueblo judío sacrificase anualmente un cordero para perdonar sus pecados de ese año y no castigarles) sin embargo la obra del Mesías es tan grandiosa que no se limita a sólo a eso, más bien se extiende puesto que además, Jesús se hizo hombre para:
Reintroducir el reino de Dios al hombre en la Tierra.
Reinstaurar la corrección y la santidad en la humanidad.
Restaurar al Espíritu Santo en el hombre.
Volver a entrenar al hombre para el liderazgo del Reino.
Restaurar el liderazgo del Reino de Dios en la Tierra a través de la Humanidad: A devolver la administración del Reino de Dios en la Tierra a los reyes terrenales de Dios.
A deshacer las obras del diablo.
A buscar lo que se había perdido.

El mensaje del Reino es la buena noticia, Jesús fue enviado a dárnosla y la Iglesia existe con el propósito de proclamarla. El Reino de Dios llegó a la Tierra y Jesucristo es el camino para llegar hasta el. Normalmente si meditamos acerca del Reino de Dios pensamos únicamente en lo que Jesús nos dejó registrado sobre el tema en los cuatro evangelios. Ciertamente Jesús reveló el Reinó más plenamente que nunca antes, sin embargo su venida sólo marca la culminación de lo que Dios había venido trabajando desde el comienzo, razón por la cual en el Nuevo Testamento se nos extiende más y mejor la información sobre el Reino. Todo lo que Dios dice y hace se relaciona con Su Reino. Toda la Biblia trata del Reino de Dios. Desde el libro del Génesis hasta el libro del Apocalipsis, la escritura revela a Dios como el gran Rey todopoderoso de los cielos y de la tierra, resuelto a trabajar en Su plan relativo a los tiempos y a que este plan se cumpla.
“Y vosotros seréis mi Reino de sacerdotes y mi pueblo santo. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.” Exodo 19:6.
“Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder y la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el Reino y la altura sobre todos los que están por cabeza.” 1Crónicas 29:11.
“Porque de Jehová es el Reino y El regirá a las naciones.” Salmo 22:28.
“Tu trono, oh Dios es eterno y para siempre y vara de justicia es la vara de tu Reino.” Salmo 45:6.
“Jehová afirmó en los cielos su trono; y su Reino domina sobre todo reino.” Salmo 103:19.
“Tu Reino es reino de todos los siglos y tu señorío de generación en generación.” Salmo 145:13.
“¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su Reino, Reino sempiterno y su señorío de generación en generación.” Daniel 4:3.
“Y en los días de estos reyes, levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá y no será dejado a otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos los demás reinos y permanecerá para siempre. “ Daniel 2:44.
“Que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo por el Espíritu Santo.” Romanos 14:17.
“Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios los pobres de este mundo, ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Santiago 2:5.
“Y oí una grande voz en el cielo que decía: Ahora ha venido la salvación, y la virtud, y el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado, el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.” Apocalipsis 12:10.
Este plan de Dios radica en revertir y destruir las palabras del enemigo y reinstaurar totalmente la regencia del Padre sobre este planeta a través de sus representantes humanos (porque quienes hayan creído en Jesús serán sus reyes). La Biblia no trata sobre una religión y esto es sumamente importante: Si usted tenía esa idea cancélela ya, pues la Biblia de lo que habla es de un Reino, del Reino universal de Dios, donde El habita junto a sus hijos y donde quiere que usted more también cuando sea el momento. Todo se centra en eso. Ese Reino eterno, donde conviven en armonía todos los hijos del Dios Altísimo y el resto de su magnífica creación (de este mundo y de muchos otros) se acercó a nosotros con la llegada del Mesías y muy pronto se establecerá aquí en la Tierra ¿sabia eso? En ese día Jehováh juzgará a los hombres de la Tierra de todas las épocas para determinar si tienen o no cabida en Su Reino, el Reino que la Iglesia de Jesucristo está llamada a anunciar para que ese acontecimiento no tome a nadie por sorpresa. Imagine que será como mudarse a otro país: su pasaporte será su fé en Cristo y el dinero que llevará será la obediencia que le haya ofrecido a Dios. Nada más. Quienes no posean estas cualidades no podrán viajar. Dios nos ha revelado esta verdad incansablemente a lo largo de toda la historia: Abraham la supo, Moisés la supo, Samuel la supo, David la supo, los profetas, apóstoles y demás creyentes en el Nuevo Testamento la sabían. Parece que todos comprendieron la prioridad del Reino, todos excepto nosotros, es simplemente así. Hoy en día la iglesia de Jesucristo se ha alejado del concepto del Reino y se ocupa más de decidir cómo debe comportarse o no un cristiano, del camino hacia la prosperidad económica, de la salud física, de los milagros asombrosos y de juzgar a quienes piensan distinto; relegando a un último plano, sombrío e inexácto, la propagación del mensaje del Reino. El trágico resultado es que muchas personas hoy por hoy ni saben que Dios tiene un Reino y que fuera de él, sólo hay llanto y crujir de dientes. ¿Cómo podemos entonces entrar a este Reino? Analicemos el pasaje bíblico de Nicodemo. Nicodemo era un líder del pueblo judío, quien buscó una noche a Jesús en privado para preguntarle a cerca del poder de Dios y de Su Reino. Se dió cuenta de que Jesús le mostraba una dimensión de la realidad que él jamás había experimentado. Nicodemo no fue a buscar a un hombre, fue a buscar a un Reino.

“Y había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, líder de los Judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios para enseñarnos, porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con él. Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no podrá ver el Reino de Dios. Nicodemo le preguntó:¿Cómo puede alguien viejo volver a nacer?¿puede entrar otra vez en el vientre de su madre y nacer? Jesús le respondió: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te diga que te es necesario nacer otra vez. El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va: así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede esto hacerse? Respondió Jesús: ¿Tú eres el maestro de Israel y no sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado; para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3: 1-16.
En efecto, Nicodemo estaba diciendo, “Veo el trabajo del Reino de Dios en ti, ¿cómo puedo hacer para obtenerlo?” Jesús le respondió diciéndole como entrar, como entender, como percibir el Reino de Dios: Naciendo de nuevo, arrepintiéndose de sus pecados, olvidándoles y siendo otra vez como un niño de actitud inocente, dispuesto a oír y que confía en su padre más que en nadie; deslastrandose así de toda la maldad de este mundo. No existe evidencia de que Jesucristo basara su mensaje en nacer de nuevo, el núcleo de su mensaje era el Reino de Dios y en definitiva, al Reino de Dios se entra sólo con FE.

Otro elemento interesante es que el nacimiento de Jesús fue anunciado como el nacimiento de un rey, no de un sacerdote o de un maestro. Esto es muy importante y enfatiza la principal tarea de la misión de Jesús y Su móvil para venir a la Tierra. El fue sacerdote en su función de redención y maestro de las leyes del Reino, sin embargo, veamos qué dice el propio Jesús sobre el propósito de su venida:
“Entonces, tú eres un rey, dijo Pilatos. Jesús le respondió: Estáis en lo correcto al decir que soy un rey, de hecho he nacido con este propósito, y por ello vine al mundo para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que se halle en la verdad me oye”. Juan 18:37.

“Pero El dijo: también debo predicar la buena noticia del Reino de Dios en otras ciudades, porque es por eso que he sido enviado”. Lucas 4:43.
De manera que no cabe lugar a dudas: Jesús vino al mundo para anunciarnos que a través de El, se acercó a nosotros el Reino de Dios.


¿En qué Consiste Evangelio del Reino que vino Jesús a Predicar?

El evangelio del Reino de Dios es el único evangelio verdadero. Es la buena nueva que trajo Jesucristo a la tierra y que nos encomendó a anunciar a las naciones. En otras palabras, para el hombre no existe una mejor noticia que la asombrosa y poderosa noticia del Reino de Dios y por mucho que se esconda, la verdad corre siempre más rápido que nosotros. Decimos esto porque a pesar de que el Evangelio del Reino es el concepto central de la predicación de Jesús y los apóstoles, y que el Reino de Dios está referido al Reino apocalíptico que se inaugurará en la Segunda Venida de Jesucristo, el público en general se ha alimentado de una idea muy diferente. Para unos, el Reino de Dios es un programa social, o un compañerismo espiritual que es disfrutado ahora por el creyente. Para otros, el Reino es una sociedad mejorada, o una dicha en el cielo en el momento de la muerte. Ninguna de estas definiciones del Reino puede encuadrarse con la evidencia del Nuevo Testamento. La fe como Jesús la predicó está, por consiguiente, distorsionada. De este modo, el Evangelio como Jesús lo enseñó, ha sido reprimido y en los peores casos sustituido.

La causa de la extraordinaria anomalía presentada entre lo que el Nuevo Testamento presenta como la fe, y lo que normalmente se entiende por ella, es, como muchos teólogos e historiadores distinguidos lo han documentado, la mezcla fatal del paganismo Griego con la fe Hebrea temprana que empezó en el segundo siglo después de la muerte de los apóstoles y como fue previsto por ellos (Hechos 20:29-31; 2 Pedro 2:1-3). Tal helenización de la fé alcanzó al Mensaje del Evangelio original del Reino y los resultados son que la religión se ha convertido en un fin en sí misma y la evidente fragmentación de la Cristiandad contemporánea en multitudes de denominaciones discrepantes entre sí. La verdad es que nada podría ser más saludable que un retorno al Evangelio puro de Jesús con respecto al Reino de Dios.

Uno de los mayores problemas de la Iglesia moderna radica en que hemos sido atrapados en predicar algo que el Señor nunca nos ha dicho que predicáramos y por consiguiente, la gente no sabe lo que tiene que saber. Esto es verdaderamente grave. El nos dijo que predicáramos la buena noticia del Reino, el evangelio del Reino; aún asi, hemos focalizado nuestro predicamento exclusivamente en el concepto de Jesús como la puerta. Predicamos su muerte en la cruz por nuestros pecados y su resurrección como garantía de la vida eterna. Todo esto es verdaderamente cierto, y por seguro constituye una buena noticia, pero no constituye el evangelio completo que Cristo nos dijo que predicáramos. El nos dijo que predicáramos el Reino. Jesús es quien vino a proclamar el Reino, y quien a través de su muerte, nos proporcionó la entrada al Reino. Pero nos hemos tornado tan absortos por predicar acerca de la puerta que nunca llegamos a hablar de la vida dentro de la puerta. Jesús es el Rey que rige sobre el Reino. Necesitamos que el mundo sepa que existe un Reino al cual pueden ingresar y el cual les cambiará radicalmente el orden total de sus vidas. Jesucristo vino a proclamar el evangelio del Reino, no una denominación o una religión. Una religión básicamente es una creencia en algo, engrosada con una serie de prácticas y rituales destinados a acercarnos lo más que se pueda a ese algo. Una denominación es un grupo de personas que dadas sus preferencias culturales, se separan de la religión principal para establecer unas costumbres propias. ¿Nota la diferencia entre las prácticas repetitivas y el mensaje de Dios para nosotros? Jesucristo lo único que vino a decir fue: existe un Reino que pronto se instaurará aquí en la Tierra y sólo yo, soy su puerta; fuera de este Reino habrá llanto y crujir de dientes.

El evangelio del Reino entonces son las enseñanzas que Jesús nos trajo sobre ese Reino eterno que se instaurará aquí mismo en la Tierra, luego de que Dios destruya los reinos de maldad e impiedad que nos rigen actualmente, es decir, luego del cumplimiento de lo escrito en el libro bíblico de Apocalipsis. Esto consecuencialmente nos lleva al tema de la Segunda venida de Cristo, pero eso lo veremos más adelante. Debemos ser como niños para entrar en ese futuro Reino eterno. Jehováh nuestro Dios no es un “algo” lejano, una persona distante. No. El está presente en cada acontecimiento del mundo, mirándonos atento, obrando misericordias para impedir que nos destruyamos entre nosotros y seleccionando quien reinará para siempre a su lado, y por supuesto, El no quiere que nadie se pierda. “La Gran Comisión” como popularmente se la conoce, es justamente para que nadie se pierda y gocemos todos de vida eterna, y consiste sencillamente en la misión de llevar a otros esto que Ud. hoy está leyendo.

Principios Básicos sobre el Reino de Dios
1) El Reino de Dios no es un condominio que cuando Ud. muera, tendrá en las nubes si se porta bien, ni es el sitio en el cielo donde vá la gente buena a tocar el arpa con los querubines. El Reino de Dios es un reino como tal, con toda su estructura monárquica, militar y administrativa, y con los tres elementos constitutivos de un Estado: Territorio, Poder y Población. Será instaurado aquí en la tierra cuando se cumplan las profecías bíblicas y gozará de su Rey (Jesucristo) de sus príncipes y sacerdotes (aquéllos que le hayan sido fieles al Señor durante sus vidas) y de su ejército, o sea, los ángeles (Daniel 2: 44; Salmo 22: 28). De lo anterior se desprende que nadie estará ocioso en el Reino de Dios. Todos tendremos una labor que desempeñar; al igual que Jehováh nuestro Dios, pues nuestro padre es un Dios de creación, construcción, trabajo y logros.

2) Este Reino fue destinado para nosotros desde la fundación del mundo (S. Mateo 25:34) sin embargo, no hemos podido entrar en posesión de él y Ud. se preguntará la razón. Es simple: Cuando el hombre entró en maldición a causa de su desobediencia perdió su derecho de morar en el Reino de Dios. Naturalmente hablamos del episodio en que Adán y Eva, comieron el fruto del único árbol del cual no debían comer, condenándonos a vivir fuera de la presencia de nuestro Padre y de allí, toda la perversidad y desenfreno que nos turban hoy en día. Decíamos al principio que este relato del libro de Génesis encuadra perfectamente con una prueba, con una suerte de ensayo a fin de determinar el grado de confiabilidad a brindársele al hombre. Desde éste ángulo se observa claramente que Dios envió a Jesús para restituirnos como sus herederos, pero ¿herederos de qué? herederos nada más y nada menos que de Su Reino.

3) Este Reino estará ubicado aquí en la Tierra, no en el Cielo. En el Cielo mora Dios, más allá de nuestro alcance, junto a su Hijo Primogénito y sus ángeles (Apocalipsis 4:1-2) El Padre vendrá a vivir con nosotros pero aquí en la tierra y no se sorprenda, pues estas son verdades bíblicas. Lo que debería causarnos asombro es lo poco que la gran mayoría de las personas suelen escudriñar la palabra de Dios y más aún, cuando la Biblia no es un libro de pasado, sino de futuro. El Reino de Dios se establecerá entonces sobre el Monte de Sion, muy cerca de Jerusalén (Isaías 2:2-3). Debemos señalar con responsabilidad que es falso que quienes en vida fueron fieles al Señor, los piadosos y los que aceptaron a Jesucristo en sus corazones como su único salvador antes de fallecer viven “en el cielo”; y por ende, es mentira que cuando muramos vamos a ir al cielo. ¿Al Cielo? ¿A cuál Cielo? La palabra de Dios jamás describe a un Cielo en el sentido habitacional para el hombre. Esto se ha tergiversado. Toda la Biblia define, ejemplifica y enfatiza un Reino que vendrá establecerse en la tierra. Todos los que han muerto primero que nosotros, duermen. Duermen esperando el día en que Dios se siente en Su trono para juzgar a la humanidad e instaurar finalmente Su Reino. Para ellos el tiempo en el que estuvieron muertos será como “un abrir y cerrar de ojos” (1Corintios 15: 52) lo cual destruye bíblicamente: 1ro) Las presunciones católicas de que existe un purgatorio; y de que un grupo de hombres y mujeres excepcionales en vida son ahora santos, quienes después de muertos interceden por nosotros ante Dios. Ellos duermen al igual que todos los demás y no hay base bíblica que demuestre lo contrario. Jesucristo es el único con el rango suficiente para ser nuestro abogado delante del Señor, porque El y sólo El pagó el precio de nuestra libertad. 2do) Las religiones espiritistas fundadas en el diálogo con los muertos. No se comunican con el “más allá” sino con demonios engañadores cuyo fin es vendar los ojos de los hombres y 3ro) La teoría seudo-religiosa de la reencarnación; acuñada en la India, uno de los países más idólatras que jamás haya existido. De esta manera los que hayan fallecido y los que vivan para el momento de la instauración del Reino, verán casi en paralelo la gloria de Dios, ya que los primeros serán despertados y los segundos estarán en primera fila. Los que resulten ser aceptados por el Padre luego del juicio, esos, serán los verdaderos santos. (Isaías 4:3).

4) Este Reino será un Reino de paz, donde ya no habrá lanzas para matar, ni nación se levantará contra nación, ni el hombre se adiestrará más para la guerra. Habrá sombra en el calor del día y refugio contra el aguacero. Morará el lobo con el cordero y se recostará el leopardo junto al cabrito; el becerro y el león andarán juntos y un niño los pastoreará. ¿Puede imaginarlo? Ese es el Reino en el que Ud. puede vivir eternamente y al cual tiene derecho por herencia. Un Reino donde los niños extenderán sus manos en la caverna de las víboras sin sufrir daño; un reino de perdón, lleno de la sabiduría de Dios y de claridad de pensamiento; sin envidia, sin hambre ni enemigos…El Reino que Dios soñó desde el principio para nosotros sus hijos, y aún más hermoso del que Ud. podría soñar alguna vez para los suyos. Los lugares secos serán estanques y caminos nobles todas sus sendas; un Reino donde estaremos llenos de gozo y de alegría continuamente y donde jamás se oirán de nuevo el llanto y el gemido ni habrá lugar para la enfermedad. Un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva…Esa es la maravillosa promesa del Reino de Dios. Sólo debemos creer con fé que Jesucristo vino a morir por nosotros, a entregarse para que Ud. hoy tuviera esta buena noticia en sus manos. La buena noticia es que existe un Reino grandioso en el que podremos morar en paz para siempre (Isaías 2:4-6; 11:6-12; 35:5-10; 65:17).

5) Dios mismo y Jesucristo vivirán con nosotros en el Reino. No será dominado por hombre y nos regocijaremos en la justicia del Señor continuamente (Isaías 12:6).

6) Sólo Jesús es la única forma de entrar al Reino de Dios (S. Juan 14:6) y su sacrificio lo hizo para restituirnos como herederos del Reino. Aceptarle como Señor de nuestras vidas y seguir sus enseñanzas no es un deber, muy por el contrario, es una experiencia preciosa de liberación y sanidad interior. Tenga la seguridad de que Jesús llenará su alma con el gozo del Espíritu Santo y de que Ud. será cada día más fuerte, organizado y asertivo. Aceptar que Jesús vino a morir por usted no es vestirse diferente, ni desarrollar un léxico “cristiano” para aparentar mayor fé o conocimiento, ni asistir mecánicamente los domingos a la iglesia, ni ser miembro de un “club”; ni mucho menos tener a Jesucristo como ejemplo significa llevar en los hombros la carga de ser como se supone debe ser un “evangélico”. Cuando uno descubre que es hijo de un Rey y que ese Rey envió a su primer hijo a morir por los demás hijos que se habían perdido, usted jamás volverá a sentirse solo. Tener a Jesucristo en nuestro corazón es nunca más depender de la suerte para lograr el éxito, sino de la voluntad de Dios que siempre es perfecta para con sus hijos; es no levantarse en la mañana con las manos vacías sino con la certeza de que tienes un Padre quien te proveerá de todo cuanto necesites, es convertir tus talentos en dones para asi desarrollar a plenitud esa persona 1.000% mejor que llevas por dentro y que aún no conoces, es tener la autoridad de ordenarle a tus problemas que retrocedan y salgan de tu vida porque eres copartícipe de la victoria de Jesucristo en la cruz del Calvario, es darle a los tristes y oprimidos la buena noticia de que ya no tienen que ser más esclavos de nada ni de nadie pues alguien murió para que fuéramos libres, es obtener la posibilidad de construir familias sólidas y unidas, es tener al consolador a nuestro lado, al bello Espíritu Santo guiándonos, acompañándonos y fortaleciéndonos. Finalmente tener a Jesús, es tener a alguien en quien poder confiar y créame: Eso es lo mejor que a alguien puede pasarle en la vida.
Anécdota Interesante:

En 1.741 se estrena en Dublín la hermosa obra sacra “El Mesías”, un oratorio (drama bíblico para solistas, coro y orquesta) del compositor alemán George F. Haendel; uno de los músicos más grande de todos los tiempos y por cierto, cristiano. La obra completa versa sobre la profecía de la llegada del Mesías, su nacimiento, vida, pasión, muerte, resurrección, glorificación, el día del Juicio y el triunfo final del Señor. La pieza central de la obra y la más famosa es el mundialmente conocido “Aleluya”… ¿adivine sobre qué trata? Trata sobre el Reino de Dios. Está basado en el libro del Apocalipsis y es el himno alegre, festivo y enérgico que Haendel imaginó para interpretarse el día de la victoria de Jehováh, el día de la instauración física de su Reino. Se traduce así: “¡Aleluya! Porque el Señor Dios omnipotente reina. Los reinos de este mundo se han convertido en el Reino de nuestro Señor y de Su Cristo y El reinará por siempre, por siempre y para siempre… ¡Aleluya! al Rey de reyes, y Señor de señores. ¡Aleluya!”. Cuando le preguntaron a Haendel qué le inspiró para componer la música de su “Halleluaj” respondió: "He creído ver el Paraíso frente a mí y al gran Dios sentado en su trono con su compañía de Ángeles". Al oír este aleluya, una emoción tan conmovedora embarga al espectador que verdaderamente se puede creer que fue así. El Mesías, la composición más grande de Haendel, fue escrita milagrosamente en tan sólo tres semanas, lo cual únicamente se explica con la voluntad de Dios en coordinación con el talento del hombre. Tal combinación suele generar cosas maravillosas. En Inglaterra, cuando el coro interpretó la parte del Aleluya “y El reinará por siempre y para siempre”, el rey Jorge II de Gran Bretaña y Hannover se puso de pie en la torpe vanagloria de atribuirse para él, la grandeza del texto y la belleza de la melodía. Por supuesto, todo el resto del público hizo lo mismo. Así, se ha convertido en tradición para los ingleses ponerse de pie mientras se ejecuta el “Aleluya” de George Frederick Haendel. Como verá, no sólo con palabras Dios nos hace llegar el mensaje de su Reino, también a través de la música nos dá testimonio de sus planes, amor y poder.
Los 12 Discípulos o Apóstoles de Jesucristo y sus Cuatro Evangelistas
Al Jesús iniciar su ministerio, escogió a doce personas de entre aquella gente, quienes tendrían la importante misión de recibir el mensaje del Reino para luego multiplicarlo por el mundo. La palabra “discípulo” significa aprendiz o seguidor. La palabra “apóstol” se refiere a “uno que es enviado”; por lo tanto mientras Jesús estuvo en el mundo, los doce fueron llamados discípulos. Después de la resurrección y ascensión de Jesús, El les envió fuera (Mateo 28:18-20 y Hechos 1:8) para llevar las buenas nuevas de salvación. Entonces ellos fueron conocidos como los doce apóstoles.
Los doce discípulos o apóstoles están registrados en Marcos 3:16-19, Lucas 6:13-16 y Mateo 10:2-4: “Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo; Lebeo, quien por sobrenombre es conocido por Tadeo, Simón el cananita, y Judas Iscariote, el que también le entregó”. La Biblia también nombra a los 12 discípulos / apóstoles en. Comparando estos tres pasajes, hay un par de pequeñas diferencias en los nombres. Parece que Tadeo también era conocido como “Judas, hermano de Jacobo” (Lucas 6:16) y Lebeo (Mateo 10:3). Simón el Zelote también era conocido como Simón el cananita (Marcos 3:18). Judas Iscariote, quien traicionó a Jesús, fue reemplazado por Matías entre los doce apóstoles (Hechos 1:20-26). Algunos maestros bíblicos “invalidaron” a Matías como miembro de los 12 apóstoles, y en su lugar creyeron que el apóstol Pablo fue elegido por Dios para reemplazar a Judas Iscariote como el doceavo apóstol. ………………………………………………….

Los Evangelistas de Jesucristo fueron los escritores de los cuatro Evangelios, pertenecientes al grupo de los 12 apóstoles originales y cuyas crónicas llevan sus nombres: Marcos, Mateo, Lucas y Juan. Evidentemente Jesús quería mostrarnos, no una historia, no un rostro ni una versión, sino cuatro. Esto demuestra el énfasis que hizo en que pudiéramos conocer muy bien sus hechos y el por qué los hizo. Muchos fueron los seguidores de Jesús, pero sólo 12 los escogidos, incluso Jesús eligió a personas que no tenían ni idea de la existencia de un Dios eterno. Esto nos enseña a rodearnos de personas idóneas, quienes no necesariamente serán idóneas en el momento en que las conozcamos, pero que sí pueden llegar a serlo. El nos insta a tener fé en las personas y a mirarlas no como son, sino como pueden ser. Cuando Jesús conoció a Mateo no vio al recogedor de impuestos, vio a un gran evangelista. Cuando Jesús perdonó a María Magdalena no vio en ella a la prostituta sino a la valiente mujer quien ayudó a esparcir por el mundo la palabra de Dios. Cuando Jesús llamó a Marcos, no vio al joven adinerado sino al siervo humilde que fue. Cuando Jesús se le apareció a Pablo camino a Damasco no vio al promotor de la ejecución de Esteban (el primer mártir cristiano) sino al más grande evangelizador de Turquía, Arabia y Antioquia. ¿No deberíamos nosotros mirar a la gente desde esa misma perspectiva y poner lo mejor de nuestra parte para obtener lo mejor de ellas también?
Los doce apóstoles fueron hombres ordinarios, a quienes Dios utilizó de una manera extraordinaria. Entre los 12 había pescadores, un cobrador de impuestos y un revolucionario. Después de ser testigos de la resurrección y ascensión de Jesús al Cielo, el Espíritu Santo transformó a los discípulos en poderosos hombres de Dios, quienes “trastornaron al mundo entero” (Hechos 17:6). ¿Cuál fue el cambio? El cambio fue que creyeron, asi que nosotros al creer también seremos capaces de escribir un gran capitulo de la gran historia de la salvación del mundo.

Jesucristo nos Enseña a Escuchar a Dios

En el libros de Marcos, verso 6:31, se comenta de un lugar desierto donde Jesús llevó a sus discípulos. ¿Por qué Cristo los llevó a un desierto? Los llevó para descansar. ¿Cuándo hay que descansar? Un poco todos los días. ¿Por qué hay personas que le tienen tanto miedo a algún tipo de soledad? Si en la soledad se pueden encontrar algunas cosas buenas. La voluntad de Jesús era que descansaran; el mismo quien nos manda a trabajar, también nos manda a descansar. Si todos los días nosotros buscáramos nuestro propio desierto para meditar en Dios y en las metas generales de nuestras vidas, no necesitaríamos vacaciones tan largas y costosas.
¿Cómo Dios nos va a hablar en medio del bullicio? No podemos conocer a Dios en medio del bullicio en el cual vivimos; sino en tu cuarto, a solas. Dios puede derramar su gracia en público, pero a El le gusta darse a conocer cara a cara. ¿Por qué con la prisa que mantenemos todo el tiempo no se puede dar a conocer Dios? Porque El, es el Dios de reposo. ¿Hace cuánto tiempo no tienes contacto con la naturaleza? De la casa a la oficina, de la oficina a la casa, de la casa al televisor, del televisor al Internet, del Internet al celular; hay que dejar ir todas las cosas que nos estresan para conocer a Dios. Cuando usted tiene en la cabeza todo el afán de la vida, ni siquiera puede escuchar a Dios, está muy atribulada su mente. La Palabra de Dios dice en Éxodo 6: 8 y 9 que Dios tenía una gran promesa, pero no lo oían por la congoja de espíritu y el decaimiento ánimo.

No deje que el sistema le vuelva preso de él, Dios es su padre y quiere que sanamente disfrute de lo que le puede dar. Si se creyera un poco más hijo de Dios, podría ver la bondad de Dios en tu vida y que El le ha dado todo lo que tienes, de una u otra forma. El sistema económico, laboral, social nos absorbe, pero su Padre le va bendecir, no importa qué diga la gente ni cuán distraído ande. A Dios le costó muy caro poder llegar hasta Ud: Le costó a su hijo. En todo el sentido de la palabra: Aprendamos a vivir más relajados. El fin del mensaje es preguntarle: ¿Ha hecho tiempo para conocer a Dios? No importa cuántas penas económicas tenga, ni cuantos problemas familiares ni cuanta tristeza haya en su corazón, Dios siempre estará buscándole para bendecirle y compartir con usted. Intente oírlo y tenga por seguro que ya no tendrá que ir tras las bendiciones…ellas irán tras de Ud.

Los Milagros de Jesús

El mundo en la época de Jesucristo estaba plagado de indolencia hacia el prójimo, idolatría, reglas que deshumanizaban a los hombres y de enfermedades. El sanaba a los enfermos porque le placía usar su poder para curar el inmenso dolor físico y emocional que halló, y porque definitivamente, El vino a libertar a los cautivos. Demostró con sus milagros poder sanar el cuerpo de todo aquél que en El creyera, no sólo en aquella época, si no hoy también. Su obra aquí en la tierra fue tan completa, que no le bastó con proclamar las buenas nuevas de salvación; no se conformó con sufrir las humillaciones del pueblo a quien tanto amaba y una muerte extremadamente dolorosa; también extendió su mano para mostrar la infinita bondad de su corazón y la grandeza de su misericordia. Muchos fueron los milagros de Jesús:
Cuatro curaciones de ciegos:
• El de Jericó (Mc.10:46-52)
• El de Betsaida (Mc.8:22-26)
• El de nacimiento (Jn.9:1-41)
• Los dos ciegos de Capernaúm (Mt.9:27-31)
Tres curaciones de paralíticos:
• El hombre de la mano seca (Mc.3:1-6)
• El paralítico de Capernaúm (Jn.5:1-18)
• La mujer en la sinagoga (Lc.13:10-17)
Dos curaciones de leprosos:
• De un leproso (Mc.1:40-45)
• De diez leprosos (Lc.17:11-19)
Dos curaciones a distancia:
• La hija de la cananea (Mc.7:24-30)
• El criado del centurión (Mt.8:5-13)
Otras curaciones:
• El sordomudo de la Decápolis (Mc.7:31-37)
• La suegra de Pedro (Mc.1:29-31)
• La mujer con flujo de sangre (Mc.5:25-34)
• El hidrópico (Lc.14:1-6)
• La oreja cortada a espada (Lc.22:50-21)
Otros milagros
• El de la provincia de los gadarenos (Mc.5:1-20)
• El niño epiléptico (Mc.9:14-29)
• El poseído mudo (Lc.11:14-15)
• El de la sinagoga en Capernaúm (Mc.1:21-28)
• Magdalena (Lc.8:1-2)
De esta manera, encontramos que uno de los dones más hermosos que Jesús pone a disposición de sus ministros y seguidores es el don de sanidad, el cual, es un bálsamo celestial que Dios nos regala por amor a nosotros. Es el mejor ejemplo de misericordia y piedad divina. De uno u otro modo, todo aquél que cree en Jesucristo tiene un poco de ese bálsamo en sus manos. Si bien no todo cristiano puede sanar a un enfermo o levantar a un paralítico de su silla de ruedas con el toque de sus manos, si puede dar alivio y ánimo al necesitado con una dulce palabra de aliento. A veces, una palabra apropiada en el momento justo es más útil que un antibiótico. Tratemos de ser delicados con las cosas que decimos, firmes, pero nunca hirientes, porque una verdad mal dicha hiere más que un puñal. Como cristianos tenemos un arma de defensa en nuestros labios, tenemos la fortuna de poder decirle al afligido: ¡Levántate y sé valiente, porque Dios estará contigo donde quiera que vayas! Ciertamente con Jesús en nuestras vidas tenemos la salud del cuerpo, la del alma, aliento para seguir batallando y la vida eterna.

La Multiplicación de los Panes
Ya entrado el ministerio de Jesucristo, muchos eran los que le seguían para escuchar sus enseñazas y compartir mucho tiempo junto a El. La gente dejaba sus hogares para compartir largas horas de aprendizaje y regocijo, escuchando las verdades de Dios, de su Reino y de la sana convivencia. Su mensaje no era inquisidor ni dogmático, más bien era franco, inteligente, lógico y sobre todo muy sencillo. Sus palabras fuertes y pacificadoras revolucionaban totalmente el pensamiento de aquella época y por si fuera poco, las acompañaba de poderosos milagros de sanidad. Un día, estaba Cristo con sus discípulos cerca del mar de Galilea enseñándoles su palabra. Grupos de personas se fueron congregando hasta formar una gran multitud, que sumaba cinco mil hombres sin contar mujeres y niños. Felipe, uno de los discípulos, informa a Jesús que no tenían cómo alimentar a tantas personas (Juan 6:5). Andrés, otro discípulo comenta que había un joven en aquél lugar que tenía cinco panes y dos pescados. Como se infiere del relato, este joven ponía sus panes y sus peces a la disposición de Jesús y sus discípulos, aún sabiendo que era muy poco para lo que se necesitaba… igual lo hizo. Es aquí donde comienza verdaderamente la historia. Aquéllos panes y pescados fueron puestos generosamente en las manos de Jesús y El los multiplicó, partiéndolos y distribuyendo los trozos entre la muchedumbre hasta recoger doce cestas con el sobrante. Este milagro encierra un aprendizaje profundo para nosotros, que vá más allá del milagro de la alimentación de más de cinco mil personas partiendo de casi nada. Este milagro en particular nos enseña otra de las formas de trabajar de Dios. Cuando estamos dispuestos a servirle a Dios, El toma lo que tenemos en nuestras manos y lo multiplica… si Ud. es pintor, cantante, buen redactor, abogado, cocinero o albañil; desempeñe cualquier profesión, oficio, vocación o arte; tenga por seguro que Dios tomará ese talento y lo multiplicará inmensamente en beneficio de Sus propósitos, tanto que usted no lo podrá creer. Sólo entrégueselo a Dios y verá cuán grandes cosas comienzan a suceder. Cuando nos disponemos a servirle al Señor, El nos pregunta ¿qué tienes en tus manos? y no se preocupe por lo que pueda dar porque siempre tendrá algo útil en las manos para ofrecer al Reino de Dios. El Padre se place en utilizar y glorificarse en aquello que con amor le entregamos sus hijos, y sus hijos siempre tienen algo para dar. Dios toma de lo que hay y lo multiplica, asi se place en actuar el Señor.
Otro ejemplo de este mismo principio lo encontramos en el segundo libro de Reyes, cuando una viuda piadosa clama al profeta Eliseo para que la ayudase a salvar a sus hijos de la esclavitud. La ley romana establecía que un deudor, a falta de cumplimiento de la obligación con el acreedor, debía convertirse en esclavo de éste a manera de pago. Esta mujer no tenía cómo pagar una deuda contraída en vida por su marido (2 Reyes 4: 1-7) así que su acreedor pretendía tomar por esclavos a sus dos hijos. Ante la angustia de aquella madre Eliseo le pregunta “¿qué tienes?” y ella le responde que sólo una vasija con aceite. ¿Sabe lo que ocurrió? Ocurrió un milagro de multiplicación: Eliseo le ordenó a la viuda pidiese prestadas todas las vasijas posibles y que en la privacidad de su casa, fuese llenando las suyas y las prestadas con el aceite de aquella pequeña vasija, el cual no dejaría de brotar. Todas las vasijas se llenaron y culminada la tarea, el aceite dejó de manar de la vasija primera. Vendieron el aceite, pagaron la deuda y con el sobrante, vivieron los tres. ¿Ve lo extraordinario que es el Señor? No crea que es poco importante lo que usted tenga para dar, pues nuestro Señor es el Dios de las cosas grandes que se hicieron grandes activadas por la fé. Paralelamente, también podemos extraer de este breve estudio otra enseñanza: Fue un mismo espíritu, El Espíritu Santo, quien inspiró la escritura de toda la Biblia y no el pensamiento del hombre como tanto se ha querido desmerecer. Esto simplemente está fuera de nuestro alcance. Un hecho aconteció en el Antiguo Testamento y el otro del Nuevo Testamento, con cientos de años de diferencia y la respuesta de Dios fue idéntica, el mensaje se lee igual en cualquier tiempo: El Dios eterno tiene sus maneras de actuar y fueron las mismas ayer, hoy y siempre. Pon tus talentos en sus manos y los muros empezarán a caer.

El Sermón del Monte
El Sermón del Monte es el sermón más famoso, extenso y profundo de Jesús y lo pronunció ante una gran multitud de personas. Versa sobre temas tan importantes y trascendentes como el divorcio, el comportamiento adecuado del cristiano, las Bienaventuranzas o circunstancias en las cuales Dios socorre al hombre, la regla de oro del cristiano (tratar al prójimo como nos gustaría que nos trataran a nosotros) la ira, el juzgar a los demás, lo inútil de preocuparse por el bienestar del cuerpo y no por la salvación del alma, los falsos profetas, las consecuencias de criticar a otros, los graves efectos espirituales de los malos pensamientos, los beneficios de la prudencia y muchos útiles y valiosos consejos más. En verdad es oro puro, y debe su nombre a que según la tradición, ocurrió en la ladera de un cerro cercano al mar de Galilea. Aquí Jesús se nos muestra en su faceta más cercana y cálida, la del buen pastor. Este lado amoroso de Cristo corresponde perfectamente con el descrito por David siglos antes en su Salmo 23: “Jehováh es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma guiándome por sendas de justicia por amor de su nombre”.

Mateo 5:1 al 7:29: “Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos, y les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos. No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio. Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede. Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen. Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”.

La Oración, y La Regla de Oro
A continuación, citamos una de las palabras más hermosas dadas a nosotros por nuestro Señor Jesucristo. Este es un fragmento extraído del llamado “Sermón del Monte” y constituye una de las más maravillosas promesas de Dios para sus hijos:
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.” Mateo 7: 7-12.

Las Parábolas de Jesús
En los Evangelios de los Apóstoles del Nuevo Testamento, encontramos la enseñanza oral de Jesús donde por medio de ejemplos, instruía a la comunidad sobre el Reino de Dios y los acontecimientos futuros. Jesucristo empleó para enseñar el lenguaje ilustrativo de la parábola: Historias que narran situaciones familiares y que encierran una moraleja. La razón por la cual Jesús siempre enseñaba con parábolas es porque buscaba que el pueblo entendiese los principios del Reino de los cielos, pero no con sus oídos ni con sus ojos, sino con el corazón, para que se convirtieran y sanasen. Para ello usó una costumbre típica del pueblo hebreo, enseñar mediante imágenes literarias comunes a la gente, ilustraciones del día a día, para asi poder aclarar el verdadero sentido de vivir según las exigencias del Reino. Hablar en parábolas y comparar situaciones sencillas con grandes verdades para una mejor comprensión, no sólo despertaba de inmediato el interés sino también mantenía la atención de los que le oían. A la vez ayudaba a grabar indeleblemente la verdad en su mente. Al enseñar Jesús en parábolas, los que le escuchaban aprendían fácilmente. El método de las parábolas facilitaba además, ocultar la verdad a sus enemigos quienes querían condenarle.

Jesucristo nos dejó 54 parábolas en total, las cuales en ocasiones se repiten en los distintos evangelios. Esta repetición se debe a que Jesús decidió mostrarse a nosotros desde varios ángulos, para que lo pudiésemos conocer mejor; por ello empleó cuatro evangelios (Lucas, Juan, Mateo y Marcos) y no sólo uno. Las parábolas de Jesús son ricas, hermosas, sencillas; nos enseñan grandes cosas que pueden guiar nuestro proceder exitosamente en casi cualquier situación. Seguidamente, estudiaremos seis de sus parábolas más representativas:

1) Parábola del Sembrador: Mateo13: 3-9.
”Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: "Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se marchitaron y por no tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga."

Explicación de Jesús: (Mateo 13: 18-23) “Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumbe enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta." De la explicación que nos dejó el mismo Jesús, extraemos que no toda persona quien oye que Jesucristo es nuestro único y verdadero salvador y que NADIE LLEGA AL PADRE SI NO A TRAVÉS DE EL conserva esta verdad en su corazón. No es fácil perdonar a los que nos ofenden ni dejar que se haga la voluntad de Dios en nuestras vidas; odiar y vengarnos es más sencillo. No es fácil dejarle todo a Dios en sus manos. ¿Quiere usted ser una tierra desértica o un admirable jardín abonado para el Señor? La desición es sólo suya, y le aseguro que es más fácil de lo que piensa.
2) Parábola de la Cizaña y el Trigo: Mateo 13: 24-30.

“Otra parábola les propuso, diciendo: “El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: "Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?" El les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto." los siervos le dijeron: "¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?" respondió: "No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero.”
Explicación de Jesús: (Mt 13:36-43) “Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: “Explícanos la parábola de la cizaña del campo”. El respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.” El Señor Jesús nos revela cómo será el final de los tiempos…y que no para siempre dominarán los hacedores de maldad aquí en la tierra. Esta es la explicación del por qué algunas personas hacen lo malo y parecieran salirse con la suya: es porque el tiempo de su juicio aún no ha llegado y mientras llega, continúan acumulando cargos en su contra. Existe un día, una hora, en la que Dios se sentará en Su Trono y pasará revista por los hechos de cada uno de nosotros. Tomemos esto en cuenta y no vivamos como si nadie nos estuviese observando.


3) Parábola del Grano de Mostaza: Mateo13: 31-32.

“Otra parábola les propuso: “El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.”

Comentario: La parábola del grano de mostaza nos enseña que aunque la predicación del reino de Dios comenzó por aquellos 12 discípulos, la palabra de vida se extendió indeteniblemente por toda la tierra. Quiso el Señor dar aliento a sus apóstoles, dada la titánica labor que tenían por delante y a la vez, dar una prueba de su grandeza pues así exactamente sucedió con la predicación del Reino de Dios. El Señor Jesucristo señaló a sus apóstoles que su segunda venida sería cuando la palabra de salvación hubiese llegado a todos los confines de la tierra…Esto ya está cumplido amigo lector. Cada vez nos acercamos más al día en el cual todo ojo verá al Jesús regresar a la tierra cubierto de su hermosa gloria. Ese día se abrirán los libros de los hechos de los hombres y según hayamos hecho, así seremos juzgados.

4) La Parábola del Ciego Quien Guía a otro Ciego: Mateo 15: 14.
“Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.”
Comentario: Esta Comparación se refiere a los entonces guías espirituales de Israel. Los escribas con quienes aquí Mateo identifica a los fariseos, quieren ser guías del pueblo…veamos que profetizó Isaías al respecto:”Tus guardianes son todos ciegos, ignorantes todos” (Isaías 56:10) nosotros no andemos errantes sin guía, no confiemos en hombres…pidamos consejos y asesorías a quienes estén calificados para ayudarnos, por supuesto, pero nuestra confianza debe estar sólo en el Señor. El es el único quien jamás nos traicionará.

5) Parábola de la Oveja Perdida: Lucas 15: 3-7.
“Entonces les dijo esta parábola: “¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: "Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido." Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión.”

Comentario: La voluntad de nuestro Padre es la misma desde hace miles de años: que nadie se pierda, que todos tengamos la vida eterna…visto de esta manera, Dios se les manifiesta y ama a los que están con El, pero ama igualmente a los perdidos; anhelando reposar junto a ellos y poder manifestárseles también. La parábola de la oveja perdida nos presenta a Jesús como un pastor que cuida a TODAS sus ovejas y que se apresura a buscar aunque sea a una sola que se haya salido de su redil. Revisemos el escenario: Jesús trata con cobradores de impuestos y públicos pecadores. En cambio, fariseos y escribas (judíos entendidos de la Ley) se atenían al principio: «Nadie se junte con un impío, ni siquiera para introducirlo en el estudio de la ley». Siquiera comer con ellos era «imposible». Jesús, por el contrario, encarna en la tierra al Padre quien sigue amorosamente al pecador y espera su conversión…Así es nuestro Dios, y Jesucristo vino a revolucionar las leyes dejando dos nuevos mandamientos que sustituían a las 623 leyes judías de su tiempo: Ama al Señor tu Dios por sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo. ¿No le parece simplemente maravilloso? Abandonamos de esta forma la época de La Ley para entrar en el período de La Gracia, donde ya no somos salvos por las buenas obras que hagamos si no por la fé.

El Rey David le escribió al Padre en el Salmo 119
: «Viva mi alma y a ti alabe, y vengan tus decretos en mi ayuda. Como oveja perdida, voy errante; busca a tu siervo porque no he olvidado tus mandatos» (Sal 119: 176) e Isaías profetizó sobre Jesús: «He aquí el Señor Dios que viene... Como un pastor, apacentará su rebaño, recogerá con su brazo los corderillos, los tomará en su seno, y conducirá él mismo las ovejas recién paridas» (Isaías 40:9-11). Como observamos, la encomienda de Jesucristo de ser nuestro pastor le fue asignada desde el comienzo de los tiempos. Tenga por seguro que hay gran alegría en los cielos y contentamiento en el corazón de Dios cada vez que uno solo de sus hijos deja de hacer el mal para volver su rostro a El, y cada vez que una oveja de su redil regresa. Por consiguiente repetimos: Dios no quiere que nadie se pierda, asi que el ladrón más vil y aún el asesino tiene cabida en el reino de Dios si se arrepiente. ¿Recuerda que dos ladrones fueron crucificados junto a Jesucristo y uno de ellos al arrepentirse, recibió la promesa del mismo Jesús de que en ese mismo día reinaría junto a El en el Paraíso? Así trabaja Dios. No maltrate, ni despotrique, ni menosprecie nunca a quien teniendo un pasado triste como las drogas, el homosexualismo o el alcohol haya decidido cambiar y mejorar. Todos tenemos derecho a dejar el pasado atrás y convertirnos en lo que merecemos ser. Recuerde que ante los ojos de Dios todos valemos lo mismo. Estamos llamados a ser misericordiosos así como lo es el Señor con nosotros, quien hace llover y salir el sol cada día sobre justos e injustos por igual. …………………………………… …………………………………

“Pero si el impío se apartare de todos sus pecados que ha cometido, y observare todos mis preceptos, y obrare según derecho y justicia, tendrá vida ciertamente, y no morirá. De todas cuantas maldades haya él cometido, yo no me acordaré más: él hallará vida en la virtud que ha practicado. ¿Acaso quiero yo la muerte del impío, dice el Señor Dios, y no, antes bien, que se convierta de su mal proceder, y viva?” (Ezequiel 18: 21-23).

6) Parábola de las Diez Vírgenes: Mateo 25: 1-13.

“El reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes, y cinco fatuas. Las que eran fatuas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas, y se durmieron. Y a la media noche fue oído un clamor: He aquí, el esposo viene; salid a recibirle. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y aderezaron sus lámparas. Y las fatuas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron, diciendo: “Porque no nos falte a nosotras y a vosotras, id antes a los que venden, y comprad para vosotras”. Y mientras que ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas, entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Y después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Mas respondiendo él, dijo: “De cierto os digo, que no os conozco”. Velad pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir”.

Comentario: Esta es una enseñanza sumamente importante para nosotros. Esta es una profecía para los tiempos finales; y los conocedores de la Biblia, los investigadores, maestros y profetas de Dios estan de acuerdo con que estamos viviendo en los tiempos finales. Esto hay que tomarlo con seriedad porque el regreso que Jesús anunció para buscar a quienes crean en su Nombre está cada vez más cerca. Debemos tomar conciencia de ello. Esta no es una parábola sobre gente mundana, los llamados “inconversos” sino sobre los mismos cristianos. Esto debe obligarnos a reflexionar. Las vírgenes simbolizan las personas escogidas para reinar con Cristo. Todas ellas aceptaron a Jesús como Señor y creyeron en su promesa de que regresaría por ellas; profesan incluso su palabra y son miembros conocidos de iglesias y aún pastores. Pero hay un detalle: son amadoras de sí mismas. La palabra Fatua no quiere decir “poco precavida” o “desobediente” o “falta de inteligencia” Fatua significa soberbia, engreída, vanidosa, altanera y arrogante. Algunos cristianos son altivos de corazón, no se dejan guiar por nadie y no quieren entregar sus áreas a Dios. Hay quienes no tienen humildad para reconocer cuando se equivocan, no admiten consejos y creen que por el poco o mucho conocimiento que tienen se les debe rendir pleitesía. Otro tipo de cristiano mira despectivamente al cristiano que tiene menos dinero que él. Estas son realidades dentro del pueblo de Dios, de lo contrario Jesús no lo habría advertido. Si analizamos bien la parábola notamos que en un punto, estas personas hasta intentan ser tropiezo para quienes sí han guardado la palabra de Dios. Jesús nos exhorta a no permitir que nos afecten y a mantenernos firmes. Nosotros también somos la lámpara de la parábola y nuestro combustible o aceite es la fé. La fé es lo que motoriza las acciones que realizamos. Sin fé ¿cómo agradaremos a Dios? Estas personas intentarán quitarnos la fé. Creen equivocadamente que quitándole a los demás serán mejores y más dignos de los favores de Dios. Cuidado. Si usted conoce a alguien que al hablarle sobre la palabra de Dios no le transmite paz si no que por el contrario le enjuicia, le condena, usa citas bíblicas no para enseñarle sino para manipularle, pretende obligarle a vivir de una forma determinada o a hacer algo porque según él eso es lo que Dios quiere; aléjese corriendo tan pronto como pueda. El mensaje de Jesús son las buenas nuevas de salvación y su palabra es vida y vida en abundancia. Dios llega a nuestras vidas y luego tiene maneras individuales de tratar con cada persona. El Señor nos procesa para obtener lo mejor de nosotros de formas muy distintas y sus planes no son nuestros planes, asi que nadie es juez competente para juzgarnos. Mas bien debemos edificar y ser edificados. Este llamado que realiza Jesucristo a ser precavidos, no es en cuestión, un aviso para que procuremos reconocer las señales que anunciarán su segunda venida. Es para que nos mantengamos en un proceso continuo de limpieza emocional y espiritual a fin de ser agradables a su vista cuando El venga. Si Usted en una de las vírgenes fatuas, arrepiéntase. Hágalo mientras pueda porque el Señor no quiere que nadie se pierda. Recuerde que el señor de la parábola vino a buscar a diez vírgenes, no a cinco. Todo depende de usted.

Una Parábola Muy Aleccionadora: La Parábola de Los Talentos

En Mateo 25 del verso 14 en adelante, la parábola de los talentos cuenta la historia de un señor que se fue lejos, repartiendo sus bienes a sus siervos conforme a sus capacidades. A uno de ellos le dió cinco talentos (un talento era una moneda griega muy usada en la antigüedad) a otro dió dos talentos y al tercero de ellos le dió uno. Al regresar el señor, pidió cuentas del dinero que les había dejado. El siervo que recibió cinco talentos, produjo cinco más. El que tenía dos talentos hizo dos más sobre ellos. Y el que había recibido un talento dijo a su señor: “conocía que eres hombre duro, que siembras lo que no segaste y recoges donde no esparciste”. Respondiendo su señor le dijo que era un siervo malo y negligente.

Aunque esta parábola nos habla de dinero, el problema no es el dinero, sino la productividad. La vida no siempre puede medirse en años, pero sí en logros. A veces no es el dinero que ganamos lo que nos da satisfacción, sino lo que hemos producido. Ten la conciencia y la conducta de una persona productiva. Para producir es necesario ver lo que tenemos en lugar de fijarnos en aquello de lo que carecemos. Dios nos ha dado algo a cada uno de nosotros; algún don, virtud, habilidad, aptitud, privilegio o agilidad; según nuestros medios y disposición. Todos tenemos la obligación de producir, de multiplicar eso que tenemos. Algún día, Dios nos va a pedir cuentas de lo que hacemos con lo que nos ha dado. ¿Acaso Dios encenderá una lámpara y la colocará debajo de una mesa? No tendría sentido. Si tienes una luz es para alumbrar a todo tu alrededor, por ende, al desaprovechar tus recursos estarás siendo negligente. No se trata de obtener dinero con tus dones, si no de desarrollarlos y usarlos sabiamente a fin de ser el siervo fiel que sea felicitado al rendir cuentas a su señor. Solemos vivir pensando que nuestras cosas, son nuestras y las desperdiciamos pensando cosas como “Esto es mío y si se pierde es mi problema. Esta es mi vida y yo hago con ella lo que quiera, total, no le hago daño a nadie”… ¿Alguna vez ha pensado que el mundo y su plenitud son de Dios y que lo que Ud. tiene, incluso su vida, su cuerpo y su tiempo se lo ha dado Dios para que lo administre? Pensar así cambia ciertamente la forma en la que hemos estado viviendo.

Analicemos el miedo del hombre de quien se habla en la parábola. Algunos dicen que no invirtió el talento porque temía perderlo. Pero no fue así. Este siervo declara que sentía temor de su jefe porque le consideraba duro y que segaba donde no sembraba y recogía donde no esparcía. Tuvo miedo, pero además, argumentó que era injusto que su patrón viniera a cobrar sin haber trabajado. Este servidor se escudó en un sin fin de excusas para no esforzarse y no comprendió que el mecanismo de su señor, mediante el cual la riqueza se reproduciría, era el ideal para que todos pudieran beneficiarse de forma justa; pues si él lo hubiese sembrado todo también lo hubiera recogido todo. No vio más allá de su momentánea comodidad. El señor de ésta parábola, al ser el dueño de la riqueza, lo que buscaba cediéndola temporalmente era compartirla con sus siervos, pero no de cualquier manera, sino en la medida en que ellos la merecieran. Esto vendría determinado por el esfuerzo que cada uno imprimiese en ser buen administrador, es decir, en proporción a su fidelidad. Esta es la razón por la cual Dios nos manda a predicar su evangelio de paz y salvación en vez de bajar de los cielos y convencer personalmente a todos de su poder. ¿Cuál sería nuestro premio por ser obedientes y fieles si no tuviéramos una misión? Si Dios nos dá una tarea es porque nos quiere premiar. Sostenemos la tesis de que Dios será evaluativo y misericordioso con aquellos quienes nunca conocieron a Jesús e incluso éstos pueden llagar a reinar junto con El. ¿Por qué? Porque Dios es justo, de modo que no llamará a alguien a quien no dio nada para pedirle cuentas.

Continuando en el tema del miedo ¿Qué ha dejado de hacer por el miedo? Si no puede con el miedo, cámbielo de lugar y adminístrelo. ¿Tiene miedo de invertir por no perder? Pues cambie el miedo de lugar e invierta por temor a quedarse siempre como está. Si tiene miedo de seguir estudiando y sacar un post-grado, cambie el miedo de lugar y estudie; porque lo que debería darle miedo es quedarse sin oportunidades de trabajo y de una vida mejor.

Siempre debemos saber qué hacer, para qué lo hacemos, cómo hacerlo y cuándo lo hacemos. Jesús dijo en la cruz del calvario que ya todo se había consumado, pues ya había cumplido lo que Dios le había enviado a hacer. Pida a Dios años de vida para terminar lo que debe hacer. Sea productivo y tenga el libro de su vida lleno de buenos resultados cuando llegue ante la presencia de nuestro Dios.

Al final de la parábola dice que el señor mandó a quitarle el talento al hombre que no produjo nada más y que le fuera entregado al que tenía 10 talentos. Pregúntese si es la clase de persona a quien Dios puede confiarle millones o si por falta de honestidad o empeño, Dios pudiera dejar de confiar en usted. De esto se desprende que el criterio usado por Dios para repartir sus bendiciones no es dar a quien no tiene, o dar poco al que tiene mucho para equilibrar los patrimonios de la gente. Aquí Dios quitó al que menos tenía para darle aún más al que más tenía. No es sencillo entender esto a primera vista. Lo que realmente sucedió en ésta parábola (y así mismo ocurre en la realidad) fue que Dios le quitó al que no merecía para dar eso a quien más lo merecía. El que no trabajó perdió y ganó quien más se esforzó por haber demostrado en lo poco, que en lo mucho sería fiel. Por eso muchas veces observamos a personas que viven pobremente sin interés en progresar, mientras otros son bendecidos de forma cada vez más extraordinaria. De modo que nos urge ser buenos administradores de todo cuanto tenemos, no sólo para no perderlo, sino para que nos sea añadida aún más gracia de los cielos.




Pareciera que no, pero ser improductivo es una forma de pecado. ¿Piensa seguir pecando así? No producir es pecado. Si usted puede producir 100% y está produciendo 80%, tiene un pecado de 20%. Resuélvalo, porque la Biblia dice que quien tiene una falta y la confiesa y se aparta de ella alcanza misericordia; pero el que no la confiesa no prospera. Si puede hacer manualidades y ayudar a otros con esos fondos o generarles trabajo, hágalo. Si puede brindar comida, ayuda económica, asistencia profesional, moral o albergue al desprotegido, hágalo. Si puede sacrificar parte de su ventaja económica para colaborar con el necesitado, hágalo. Si tiene la facultad de consolar al afligido o de servir a los demás, o de escribir sobre temas edificadores, no espere a que nadie lo necesite…Hágalo. Si canta bonito en un kareoke ¿Qué tal dedicarle en algún momento una canción al Rey de Reyes quien halló complacencia en regalarle ese don? La prosperidad está ligada a la confesión de nuestras faltas. Apártese de todo lo que le haga peso, piense en positivo y prepárese para llegar a donde nunca ha llegado: Atrévase a ser una persona productiva.

Pídale a Dios que borre de su mente lo que no tiene y no puede hacer, y que traiga a ella lo que sí tiene, lo que sí puede hacer y lo que sí puede dar. Pídele a Dios que le prospere según su capacidad y de acuerdo a lo que El le ha dado como provisión para su vida.

El “Padre Nuestro”

El llamado “Padre Nuestro” es la oración que Jesús enseñó a sus discípulos como la plegaria modelo que debían usar y enseñar. Es poderosa, liberadora en sí misma y como todo lo que Dios nos dá, es simple y práctica, pero al mismo tiempo muy profunda. Su contenido es significativo y aplicarla no comporta para nada repetirla mecánicamente, ni mucho menos remacharla tantas o cuantas veces a manera de castigo por algún pecado confeso. Esta plegaria es una autopista directa a la presencia del Señor, pero no del Dios Rey, más bien de Dios en su condición cercana y cálida de Padre. No debe ser vista ni usada de otra manera. Es preciso por tanto, conocer y orar el Padre Nuestro concienzudamente, entendiendo los elementos que le componen y muy importante también: Entendiendo el orden en que aparecen estos elementos.
Esta oración es poderosa porque es la que le agrada al Señor, es la más aceptable para El; y al enseñarla Jesús advierte que no debemos orar usando vanas repeticiones ni tampoco como los hipócritas, quienes oran teatralmente frente a todos para parecer más humildes y piadosos que los demás. Corresponde hacer notar por otra parte que Jesús cuando enseñaba a los discípulos esta oración no dijo: "debemos orar" sino "orad” o sea, ellos y nosotros. El Padre Nuestro es la oración que El enseñó, no la que El usaba. Aparentemente nunca utilizó la expresión "Padre Nuestro" en forma tal que incluyese a sus discípulos junto con él (Juan 20:17, "mi Padre y… vuestro Padre") tampoco contamos con indicios de que alguna vez haya sentido la necesidad de pedir perdón para su persona; por el contrario, Jesucristo era el cordero sin mancha entregado a sí mismo para sacrificio y liberación.

En Lucas 11:2-4 y Mateo 6:9-13 encontramos al “Padre Nuestro” y seguidamente analizaremos su contenido:
1) Padre: Esa es la relación que Dios quiere tener con nosotros, la de un padre. No invocamos a Jehováh de los Ejércitos, ni al Altísimo Rey de Reyes, ni al Dios de Juicio dueño de la venganza quien paga al impío según su iniquidad. Le hablamos a nuestro hacedor, a nuestro guía, al Dios quien nos ama como parte misma de Su ser; al que responde cuando clamamos y nos acompaña donde quiera que vamos.
2) Nuestro: Nos recuerda el hecho de que al obedecer a Dios dejamos de ser su amada creación para convertirnos en sus amados hijos y por lo tanto, debemos tratar al prójimo como a un hermano.
3) Que estás en los cielos: Jehováh nuestro Padre no mora en los aires, ni en las aguas, ni en la tierra ni debajo de la tierra, ni en los elementos de la naturaleza, ni en los eclipses, ni en Marte, ni en Ciudad de Vaticano, ni en Jerusalén, ni en La Meca. Mora en los cielos. Esta parte constituye la identificación clara y muy necesaria del Dios a quien estamos invocando. Es Jehováh, no otro, pues Jehováh es el único Dios que habita en los cielos. Fuera de los cielos existen, en otros lugares, seres oscuros, ángeles caídos que mienten constantemente haciéndose pasar por dioses, engañando y perjudicando a quienes no tienen el discernimiento del Espíritu Santo. A Dios le agrada que seamos específicos en nuestras oraciones y que lo invoquemos a El.
4) Santificado sea tu nombre: ¿Qué es santificar un nombre y para qué se hace? Santificar un nombre es honrarlo cada vez que lo pronunciamos. Es reconocer, cada vez que nos refiramos a Dios, sus méritos, triunfos y misericordias; enalteciéndole como el Dios creador de todo cuanto existe. Esto nos instruye sobre el modo correcto para hablar de Dios, no sólo cuando oramos sino en todo momento. El está atento a las palabras de nuestros labios y ama la reverencia que podamos guardarle. Adoramos al Señor no sólo porque el ser humano fue creado justamente para adorarle; también lo hacemos porque es el único digno de recibir alabanza.
5) Venga a Nosotros tu Reino: Pedirle a Dios que nos traiga su Reino es una súplica para que se establezca el dominio tangible y soberano de Dios aquí en la tierra; es un ruego para que se extienda el dominio de Dios en nosotros "aquí y ahora". El Reino de Dios es lo que nos conviene, por eso Jesús nos enseña a pedirlo. Mientras que el Reino de Dios es establecido físicamente debemos vivir bajo sus preceptos, pues si no hubiese con quien reinar, de no haber justos en la tierra ¿para qué Dios traería hasta aquí su Reino? Por esta razón debemos pedir al Padre que nos arme de todo cuanto necesitemos (sabiduría, coraje, conocimientos, santidad, etc.) para expandir su verdad por el mundo, de manera que cuando venga halle con quienes pueda reinar.
6) Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Casi nadie entiende el motivo por el cual suceden tantas tragedias y desastres naturales. También es común escuchar a alguien decir “Dios mío por qué permitiste que pasara esto”. La causa del caos en que esta sumido el hombre es la desobediencia. Nosotros como sociedad no hacemos la voluntad de Dios y como es natural, recogemos lo que sembramos. Hemos destruido sistemáticamente el pequeño ámbito que fue dejado por el Señor a nuestra libre administración. durante años hemos estado diciéndole a Dios que se salga de nuestras escuelas, que se salga de nuestro gobierno y que se salga de nuestras vidas. Madeleine Murria O'Hare, una activista norteamericana, se quejó de que no quería que se orase las escuelas, y dijimos que estaba bien. Ella fue asesinada y sólo hasta hace poco se descubrió su cuerpo. Luego el Dr. Benjamín Spock dijo que no debíamos pegarle a nuestros hijos cuando se portaran mal pues sus pequeñas personalidades se truncarían. Dijimos que estaba bien…El hijo del Dr. Spock se suicidó. Luego alguien dijo: “Dejemos que nuestras hijas aborten si quieren, es su derecho”. Dijimos que estaba bien y ahora existe más sexo irresponsable que nunca. Luego alguien dijo que si un funcionario público cumplía con su trabajo entonces no importaba lo que hiciera en privado. Dijimos que estaba bien. Hoy la corrupción administrativa en todas partes no puede contenerse. Más tarde alguien dijo, “Vamos a imprimir revistas con fotografías de mujeres desnudas... Esto es sano entretenimiento”. Hoy la pornografía es un submundo que atrapa en su vorágine dañina al eslabón más frágil de la cadena: nuestros jóvenes y niños. Ahora nos preguntamos por qué la juventud no tiene conciencia, por qué hay tanta violencia y por qué Dios permite esto o lo otro. Visto así, sabemos que Dios no permitió mucho de lo que ha pasado en el mundo. Simplemente no fue consultado. El Señor por misericordia interviene cuando ya es demasiada nuestra maldad, como seguramente lo ha hecho para ayudarnos a desarrollar vacunas y a ponerle fin a nuestras grandes guerras. El hombre es dueño de su destino, tiene libre arbitrio y es él, quien tuerce su camino desaprovechando los talentos, recursos, tiempo y bienes que Dios le dá. El hombre de hoy está totalmente disociado de Dios y no sólo no hace su voluntad, sino que ni siquiera sabe que Dios tiene una voluntad santa y perfecta para él. En el cielo existe orden y en el universo observamos armonía, equilibrio y sincronización entre todos sus componentes. ¿Por qué? porque ahí se hace la voluntad de Dios. Pedir la voluntad de Dios para la tierra es clamar para que sus habitantes sigamos las directrices del Padre en lugar de las nuestras. Esa es la única dirección para encontrar nuestro estado perfecto.
7) Danos hoy el pan de cada día. Luego de que hemos invocado al Padre, lo hemos identificado, adorado y hemos pedido su Reino y su voluntad, entonces pedimos el sustento. El es quien nos provee y eso debe estar claro. Lo relevante de este segmento es su ubicación dentro de la estructura del Padre Nuestro. Fíjese que el pan no es lo primero que Jesús nos invita a procurar. Debemos poner mayor interés en la relación con Dios, en adorarle como lo merece, en propagar la verdad entre las naciones y en sujetarnos a su voluntad. Más interés incluso que en lo que debemos comer. Es interesante esto, pues el alimento es lo primordial para mantenernos con vida. Cuan importante debe ser todo lo anterior como para antecederle. Esto funciona más o menos así: ¿Acaso los hijos se preocupan por cómo pagar la mensualidad de sus colegios? No. Ellos sólo deben estudiar. Por otro lado, cuando la oración determina que debemos pedir a Dios el pan “de cada día” inferimos claramente que la comunicación con Dios, adorarle y sujetarnos a sus propósitos también deben ser actos “de cada día” como de cada día es también comer. El Padre Nuestro, como modelo, debe usarse diariamente.
8) Perdona nuestras ofensas, asi como nosotros perdonamos (o hemos perdonado) a quienes nos ofenden: Dios no actúa en medio de la dureza de corazón. Esto es difícil de entender y más aún de practicar, pero es así. Cuando no perdonamos no dejamos actuar a Dios y abrimos las puertas al odio y a la amargura. Esto no le agrada al Señor. El es un Dios que se place en rehacer lo menoscabado, en poner donde ha sido quitado y en reestablecer lo caído. Si Dios no tiene miedo de empezar de nuevo, no lo tengamos nosotros tampoco. Es verdad que muchas veces somos heridos, estafados, abusados y utilizados por extraños y aún peor, por seres queridos. Es de humanos sentirnos terribles por esto, pero es necesario dejar las cargas de un lado para poder continuar con nuestras vidas. Si decide no perdonar (y estaría en su derecho) confórmese con no vivir plenamente nunca más. No perdonar es caminar mirando siempre hacia atrás, llevando un doloroso peso a cuestas. Tenga usted la seguridad de que odiar es más extenuante que perdonar. El rencor nos consume y terminamos por girar en torno a él, no permite pensar con claridad y entierra más profundamente el puñal que nos clavaron. Empecemos a entregar nuestro dolor a Dios y a descansar en el hecho de que El hará justicia. El paga a cada quien según sus obras y pobre de aquél que caiga en las manos del Dios vivo. Dígale al Señor: “Dios te entrego a… quien me hizo todo lo que tú ya sabes. Págale conforme a sus hechos. Lo perdono, encárgate tú de él y hazme libre de lo que me hizo y de lo que eso me hace sentir”. La respuesta más rápida en muchos casos es la venganza. Si nos vengamos, usurpamos una función de Dios, porque su palabra establece que suya es la venganza. Por esta razón, El no se place en que cobremos las ofensas por nuestros propios medios y por el contrario, se aparta de nosotros dejándonos a nuestra suerte. Vengarnos de quienes nos hacen daño nos quita el amparo de Dios y la posibilidad de que esas personas experimenten la verdadera lección que tienen que aprender. Así que perdone, continúe y deje a Dios actuar.
9) No nos dejes caer en la tentación: Evidentemente esta es una petición de fortaleza. Seremos tentados siempre. No creamos ilusamente que como estamos con Dios, Satanás no intentará engañarnos para hacernos caer de la gracia del Padre. Esta es una manera de pedirle al Señor que nunca nos falten las fuerzas en los tiempos difíciles. ¿Cuántas veces hemos hecho cosas indebidas por no haber sido lo suficientemente fuertes como para decir NO? ¿Cuántas locuras hemos hecho arrastrados por el dolor, la rabia o la depresión? Pidamos cada día que Dios nos fortalezca físicamente, emocionalmente y espiritualmente para resistir todo intento del maligno de arrebatarnos nuestra posición como santos hijos del Rey.
10) Más líbranos del mal: Esto a simple vista no pareciera requerir de mayor explicación, pero esta última frase sin embargo contiene un aspecto que debe revisarse. Hay muchas personas que, cuando algo sale mal o están atravesando épocas difíciles se desvanecen en una suerte de conformismo incompatible totalmente con la palabra de Dios. Sencillamente se echan al abandono o consideran que si estan así, es porque Dios lo decidió, porque a la gente buena le pasan cosas malas o porque de alguna manera lo merecen. ¡Eso es falso! Hay que levantarse, sobreponerse y luchar. Ese es nuestro reto. Consideremos que si Jesús nos recomienda pedir que seamos librados del mal es porque la desgracia no es el lugar donde debemos estar.
11) Amen: Significa “Así Sea” en hebreo y es una manera significativa de concluir toda oración, ya que declara por fé que todo cuanto se ha pedido al Padre será concedido.


Jesús Nos dá el Ejemplo y Dios Quiere que lo Sigamos

Jesús volvió a Galilea después de recorrer la región y su fama se extendía por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos hablaban de El. Galilea era una región de paso en la que vivían muchos extranjeros, sobre todo griegos. Aquí empieza Jesús su actuación pública, proclamando durante tres años la llegada del Reino de Dios, es decir, predicaba que quien le siguiera tendría los deberes y derechos de un ciudadano del reino de Dios. Jesús anuncia el Reino de Dios y también, nos dejó el ejemplo de cómo debemos vivir durante nuestro peregrinaje por esta tierra:

1) A Través de su Actitud: Jesús manifiesta que el Reino de Dios es fé, voluntad, templanza, mansedumbre, santidad, obediencia, humildad y amor; y lo hace con actitudes y obras concretas:
Se acerca con amor a los pobres, necesitados y a los más desfavorecidos de la sociedad..Lucas18:35-43.………
Se relaciona con los pecadores y con los gentiles (los no judíos) sin importar las críticas que podía sufrir por ello e incluso pasando por alto las leyes judías que prohibían compartir la mesa con quien no fueran de su religión. Lucas 5:29-32. …………………………………….
Acoge con sencillez a los niños, aunque a los demás no les parezca bien que una persona de su estatus compartiera con niños. Lucas 18: 15-16.
Si es necesario, se salta el cumplimiento de la Ley de Moisés, con el fin de salvar y ayudar a las personas. Jesús cumple con la Ley, pero no es un esclavo de ella. Para él, la liberación física y espiritual de alguien es más importante que la ley, hacer la voluntad de Dios está siempre por encima de cualquier norma del hombre. Lucas. 6: 6-11.
2) A través de su Palabra: Jesús nos tiene acostumbrados a sus respuestas ágiles y sabias, mansas, pero tan precisas como un bisturí en las manos de un cirujano. Así debemos también ser nosotros: mansos (no contendedores si no conciliadores) e inquebrantables en nuestros objetivos. Unas veces, Jesús transmite su mensaje mediante parábolas sacadas de escenas de la vida cotidiana. Así por ejemplo, en la parábola del samaritano, Jesús nos enseña que nuestro prójimo es aquel que necesita de nuestra ayuda, sea cual fuere su ideología, procedencia, raza, sea rico o pobre, pues debemos ser como nuestro Padre, quien hace llover y amanecer sobre la cabeza de justos e injustos (Lucas 10: 25-37). Otras veces anima a los creyentes a vivir amando a los demás, a cumplir el gran mandamiento del amor (Juan 13:34-35) en el entendido de que amar, no es sentir cariño hacia alguien y sonreírle cuando pasa: es sufrir su dolor como propio, es no mentirle ni usarle ni humillarle, es consolarle en la crisis, es visitarle cuando esté en desgracia en vez de darle la espalda, es abrirle las puertas de nuestro hogar al necesitado, es darle qué comer cuando no tenga, es velar por su familia e intereses cuando éste no pueda hacerlo, es cuidar de los hijos extraños como si fueran nuestros…¿Tiene Ud. idea de lo distintas que serían nuestras sociedades si en verdad amaramos a quienes nos rodean como nos amamos a nosotros mismos? Cuantas violaciones, secuestros, robos, hurtos, malversaciones de fondos, adulterios, estafas, extorsiones, homicidios, traiciones, ilícitos bancarios, contaminaciones al medio ambiente y dictaduras nos habríamos ahorrado. Eso era lo que pretendía Jesucristo amigo lector.

3) A través sus Hechos: Jesús no sólo habla, sino actúa. Allí donde encuentra el mal, pone el bien: los ciegos ven, los cojos andan, los enfermos sanan. (Lucas. 7: 18-19) Esta manera de actuar de Jesús es una forma más de anunciar el Reino de Dios, pues el bien, la bondad y el amor que Dios tiene hacia la humanidad se comenzaron a manifestar a través de El. En la sociedad en la que nace Jesús todo estaba rígidamente establecido: Los poderosos tenían privilegios que nadie se atrevía a discutir. Afirmaban que Dios les había bendecido con sus dones. Los romanos dominaban política y militarmente, los samaritanos eran considerados herejes y eran mal vistos por el resto de los judíos. Los pobres y enfermos sufrían toda clase de privaciones y las mujeres eran consideradas seres inferiores. La vida de aquella sociedad estaba muy reglamentada y nadie podía saltarse las normas. Especialmente las referentes al reposo del sábado como día festivo, la pureza legal y al ayuno. La tradición farisea exageraba tanto el cumplimiento de la Ley, que la había convertido en algo inhumano, sin embargo Jesús no se movía por perjuicios sociales, El sólo obedecía al Padre. Si para transmitir su amor, su mensaje y para hacer la voluntad de Dios tenía que saltarse alguna de las normas que aquella sociedad imponía, lo hacía. Esta libertad de acción sorprendía a todos y reaccionaban diciendo: ¿Quién se ha creído éste? ¿Por qué actúa de este modo?
Los Ultimos Días de Jesús
Si analizamos el principal conflicto que tuvo Jesús, que fue con los escribas y fariseos, comprenderemos mejor la excusa que usaron para matarle y quienes tuvieron más interés en hacerlo. Los escribas y fariseos eran los encargados de vigilar el estricto cumplimiento de la Ley y de las normas por parte del pueblo. Por lo tanto, era lógico que desaprobaran el comportamiento de Jesús, quién actuaba libremente frente a las normas cuando éstas iban en contra de la persona. Cuando Jesús cura en Sábado, los escribas y fariseos, en lugar de alegrarse con la curación de la persona, buscaron el modo de acusar a Jesús ante el procurador romano para acabar con El (Lucas 6: 11).
Fueron muchas las veces que quisieron detener a Jesús y ponerle fin a su Ministerio, pero la voluntad de Dios privó por encima de todo y la detención de Jesucristo ocurrió exactamente cuando Dios lo tenía previsto. El incidente del cual se valieron para aprehenderle y matarle fue la resurrección de Lázaro, gran amigo de Jesús y hermano de Marta y de María, también amigas suyas. Algunos testigos de la resurrección de Lázaro contaron lo que habían visto y entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al Senedrín a una asamblea (el Senedrín era el máximo consejo político-moral judío compuesto por los principales jefes y varones de renombre) quienes concluyeron que si aquello se sabía, el pueblo seguiría aún más a Jesucristo, por tanto, ellos podrían perder el dominio que detentaban sobre las masas. El corazón del hombre se había endurecido tanto y sus pensamientos eran tan malvados y egoístas que no aceptaban a un carpintero como El Mesías. En su egocentrismo e ignorancia, los líderes judíos sostenían que el Mesías tenía que nacer dentro de la élite judía y que además, sería un príncipe guerrero quien barrería con su espada vengadora a los romanos que ocupaban sus tierras. No sólo mostraron un total desconocimiento de la palabra de sus profetas (quienes habían anunciado a un buen pastor y a un poderoso príncipe de paz) si no que menospreciaron el alcance de la misión de Jesucristo. El vino a libertar a los cautivos, pero no al cautivo de los romanos, si no al cautivo de cualquier yugo humano o espiritual, y no sólo al judío si no a todo ser humano; y no sólo de aquel tiempo, si no de todas las generaciones. Jesús pudo haber venido al mundo de la forma en la que hubiese querido, pero El sabía que la eficacia no esta en lo ostentoso si no en lo práctico y sencillo. A Dios le plació que todo fuese de esa manera para que el hombre no fuera salvo por lo que viese, si no por abrir su corazón.
Después de mucho discutir, decidieron apresarle y pedir al procurador romano detuviese formalmente a Jesús por agitar a los judíos contra el Cesar. Desestimando tal acusación, Poncio Pilatos hizo caso omiso de la petición del Senedrín por no encontrar evidencias de peso en su contra. Pero eso no les detuvo. Fueron hasta Herodes Agripa, gobernador de Galilea (parte de la política exterior romana era respetar las autoridades internas de los pueblos ocupados, toda vez que lo único que realmente les interesaba era recaudar impuestos. En todo caso la última palabra siempre provenía de Roma). Herodes era un hombre envanecido en los placeres de la carne, flojo, poco serio y ruin. Ni siquiera se tomó la molestia de investigar sobre el asunto y lo remitió a Pilatos, donde ya habían llevado a Jesús. Nuevamente allí se encontraba Jesús, ante Poncio Pilatos; maltratado, escupido y golpeado. De aquí para allá, mientras sus captores hallaban una manera legal de matarle. Finalmente, Pilatos cedió a la presión de una cantidad cada vez mayor de personas y le condena a 40 azotes para ver si mitigaba la ira de los judíos contra aquel inocente. Luego de la tortura, Jesús fue exhibido ante la congregación con su piel desgarrada. Aún así pedían su vida. Poncio como sabemos, se lavó frente a todos las manos, en señal de que el peso de aquella muerte no era suyo. El pueblo exclamó: “¡Que su sangre caiga sobre nosotros!”, asumiendo así las consecuencias. Poco tiempo después Poncio Pilatos aceptó a Jesús en su corazón como el hijo del único Dios viviente… 70 años más tarde, Jerusalén fue destruida por una embestida armada de los romanos. Como se aprecia en este episodio de la vida de Jesús, cada quien obtuvo el fruto de sus obras.

El Significado de la Fecha de la Muerte de Jesucristo

Jesús fue crucificado un jueves, el jueves de la fiesta judía de la Pascua. Ese mismo jueves, es decir, el día 14 del mes Nisan (Abril para nosotros) fue el día exacto en que siglos antes, el Señor mandó al pueblo de Israel a sacrificar un cordero libre de mancha para la salvación de sus hijos. Corrían los tiempos de Moisés. La última plaga que Dios envió sobre Egipto para que finalmente dejase salir a Israel de la cautividad que padecieron durante 400 años fue la plaga de los primogénitos (Exodo 12:1-11) la cual se llevó la vida de todos los primeros hijos de cada hogar egipcio e incluso, las primeras crías de los animales de aquella tierra murieron también. Para que el ángel enviado por Dios en aquélla noche no hiriese la casa de los judíos, Dios mandó a sacrificar un cordero sin defecto y a colocar su sangre en los dinteles de sus puertas a modo de señal. Cuando el ángel veía esta marca pasaba de largo sin tocar a quienes moraban allí. Así, no murió ni un solo primogénito judío ni tampoco ninguna cría de sus animales. Esa es la Pascua judía, el día en que Dios mandó a sacrificar ese cordero, a usar su sangre para liberación y a comer sus carnes con pan sin levadura. Normalmente el cordero de sacrificio era incinerado, pero ese cordero no lo fue. Ese cordero era especial. Ese cordero cuya sangre sirvió de marca fue consumido por el pueblo junto con el pan sin levadura, puesto que la gente necesitaría alimentarse bien para salir prontamente de Egipto. El pan fue preparado sin levadura por estar listo más rápido que el leudado.

Amigo lector, se ha venido manejando a lo largo del presente ensayo que Dios es uno ayer, hoy y siempre y este acontecimiento sin duda alguna es otra confirmación de esta tesis. Aquél primer cordero era la prefigura de Cristo, quien es nuestra libertad del yugo del pecado y nuestro sustento mientras esperamos su segunda venida. Aquella liberación del pueblo esclavo fue la apenas una sombra de la gran liberación de la humanidad que vendría con la muerte de Jesús. En la voluntad de Yahvé nada es coincidencia y es notablemente significativo que el Cordero de Dios fuese sacrificado para salvación del mundo el mismo día del sacrificio del cordero para la salvación de los hijos de Israel y su posterior restitución como pueblo libre. Justamente la muerte de Cristo iba a ser acelerada partiéndole las piernas (lo cual no hizo falta pues ya había muerto) porque a las 6 de la tarde empezaba la fiesta santa del pan sin levadura. Celebrar esta fiesta no sólo era la conmemoración de su triunfal salida de Egipto, si no era una forma representativa de esperar al Mesías, un rito que al cumplirse como ley, les mantenía cercanos a la voluntad de Dios. Este es el verdadero significado de las fiestas del pan sin levadura; este es el sentido de la Pascua que lamentablemente el pueblo judío no entendió ni entiende por rechazar a Jesús como el Mesías. Gálatas nos abre muy bien el entendimiento al respecto. Nótese que la ley fue quitada y que la misma tenía la finalidad de guiarnos hasta Cristo: Gálatas 3:23-24 dice: “Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo pecado para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe ya no estamos bajo ayo”. Aquí debemos hacer un razonamiento importante: Si Pablo dice que la ley ha sido nuestro ayo o guardián, y que venida la fe ya no estamos bajo ayo ¿no quiere esto decir que venida la fe ya no estamos bajo la ley? O sea que en los tiempos actuales, si ya no estamos bajo la ley, tampoco se debería celebrar la fiesta de los panes sin levadura. Nada escapa de la voluntad de Dios, asi que cuando alguien le pregunte por qué Cristo murió el 14 de Abril, no le responda que fue porque Judas lo traicionó en esos días, si no porque esa fue la voluntad de Dios desde hacía siglos para confirmarle al hombre lo inmutable de Su palabra y la identidad divina de Jesús de Nazaret.

La Muerte de Jesús: Según la Medicina Moderna
A los 33 años (luego de tres años predicando el evangelio del Reino) Jesús fue condenado a muerte. La peor muerte de la época. Sólo los peores criminales eran condenados a morir en la cruz. Sin embargo, Jesucristo no fue amarrado como se acostumbraba si no que fue clavado en el madero. Notamos así el ensañamiento contra su persona y el trato inhumano que recibió de sus verdugos.

Jesús en el Huerto Suda Sangre
Los Evangelios nos dicen que Jesús comenzó a sudar sangre cuando estaba orando en el monte de los Olivos. Esto no es un lenguaje poético sino una condición médica llamada "hematidrosis". No es muy común pero puede darse cuando hay un alto grado de sufrimiento psicológico.
Lo que sucede es que la ansiedad severa provoca la secreción de químicos que rompen los vasos capilares en las glándulas sudoríficas. Como resultado, hay una pequeña cantidad de sangrado en las glándulas y el sudor emana mezclado con sangre.
No es mucha sangre sino una cantidad muy pequeña. Esto provocó que la piel quedara extremadamente frágil de modo que cuando Jesús fue flagelado por el soldado romano al día siguiente, su piel ya estaba muy sensible. Ya Jesús estaba debilitado por lo sucedido en el Huerto y la noche entera sometido a falso juicio y golpizas y cárcel. …………
La Flagelación
Las flagelaciones romanas eran conocidas por ser terriblemente brutales, al igual que ellos. Generalmente consistían de treinta y nueve latigazos. El soldado usaba un látigo con tiras de cuero trenzado con bolas de metal entretejidas. Cuando el látigo golpeaba la carne, esas bolas provocaban moretones o contusiones, las cuales se abrían con los demás golpes. Y el látigo también tenía pedazos de hueso afilados, los cuales cortaban la carne severamente. La espalda quedaba tan desgarrada que la espina dorsal a veces quedaba expuesta debido a los cortes tan profundos.
Los latigazos iban desde los hombros pasando por la espalda, las nalgas, y las piernas. Mientras continuaba la flagelación, las laceraciones rasgaban hasta los músculos y producían jirones temblorosos de carne sangrante. Las venas de la víctima quedaban al descubierto y los mismos músculos, tendones y las entrañas quedaban abiertos y expuestos.

La víctima podía experimentar un dolor tan grande que le llevase a una conmoción hipovulémica. Hipo significa "bajo, "vol" se refiere a volumen y "émica" significa "sangre", por lo tanto, conmoción
hipovolémica quiere decir que la persona sufre efectos de la pérdida de una gran cantidad de sangre. Esto causa 4 efectos:
1. El corazón se acelera para tratar de bombear sangre que no existe.
2. Baja la presión sanguínea, lo que provoca un desmayo o colapso.
3. Los riñones dejan de producir orina para mantener el volumen restante.
4. La persona comienza a sentirse sedienta porque el cuerpo ansía fluidos para reponer el volumen de sangre perdido. ……………………………………………...

Camino al Calvario
Jesús se encontraba en condición hipovolémica mientras ascendía por el camino hacia el lugar de la ejecución en el Calvario llevando el madero horizontal de la cruz. Finalmente Jesús se desplomó y un soldado romano le ordenó a Simón que llevara la cruz por él. Luego Jesús dice "tengo sed" y en ese momento se le ofrece un trago de vinagre.

En el Momento de la Crucifixión
La muerte de Jesús fue todavía peor que la crucifixión común. No a todos los criminales condenados los clavaban a la cruz. Muchos eran amarrados. A Jesús lo acostaron sobre su espalda destrozada y clavaron sus manos en posición abierta en el madero horizontal. Esta viga se llamaba “Patibulum” y en ese momento estaba separada del madero vertical, que estaba clavado al suelo de forma permanente. ……………………………………

Los clavos que los romanos usaban eran de trece a dieciocho centímetros de largo, afilados hasta terminar en una punta aguda pero que no era del todo afilada. Se clavaban por las muñecas y atravesaban el nervio mediano. Ese es el nervio mayor que sale de la mano y quedaba triturado por el clavo que lo martillaba. Este dolor es similar al que uno siente cuando se golpea accidentalmente el codo y se da en ese huesito (en el nervio llamado cúbito), pero ahora imagine tomar un par de pinzas y presionar hasta triturar ese nervio, ese dolor es similar al que Jesús experimentó. Al romper ese tendón Jesús y por tener sus muñecas clavadas, Jesús fue obligando a forzar todos los músculos de su espalda para poder respirar.

Dolor Excruciante
El dolor era tan insoportable que literalmente no existían palabras para describirlo. Se tuvo que inventar una nueva palabra llamada "excruciante" (que significa "de la cruz") para describir semejante dolor.


Jesús Colgado en la Cruz
Cuando Jesús fue alzado para unir el madero con el poste vertical se procedió a clavarle los pies. Nuevamente los nervios de los pies fueron triturados y eso debe haber causado un dolor similar al de las muñecas. Al momento de estar en posición vertical sus brazos se estiraron intensamente, probablemente 15 centímetros de largo y ambos hombros debieron haberse dislocado (solo tome en cuenta la gravedad, para sacar su conclusión), lo que confirmaba lo escrito en Salmos 22 "dislocados están todos mis huesos". Una vez que la persona cuelga en posición vertical, la crucifixión es una muerte lenta y agonizante por asfixia. La razón es que la presión ejercida en los músculos pone el pecho en la posición de inhalación. Básicamente, para poder exhalar, el individuo debía apoyarse en sus pies (fijos con clavos al madero) para que la tensión de los músculos se alivie por un momento. Al hacerlo, el clavo desgarraría el pie hasta que quede finalmente incrustado en los huesos tarsianos. Después de arreglárselas para exhalar, la persona podría relajarse y descender para inhalar otra bocanada de aire. Nuevamente tendría que empujarse hacia arriba para exhalar raspando su espalda ensangrentada contra la madera áspera de la cruz. Este proceso continuaba hasta que la persona ya no pudiera empujarse hacia arriba para respirar. Entonces moría. Jesús aguantó esa tortura por poco más de 3 horas. Además hay que mencionar la humillación que sufrió por el desprecio y las burlas, cargando su propia cruz por casi dos kilómetros, mientras la multitud le escupía el rostro y le tiraba piedras (la cruz pesaba cerca de 30 kilos, tan solo en la parte horizontal, en la que le clavaron sus manos). ………………………

Muerte de Jesús
A medida que la persona reduce el ritmo respiratorio, entra en lo que se denomina acidosis respiratoria: el dióxido de carbono de la sangre se disuelve como ácido carbónico lo cual causa que aumente la acidez de la sangre. Finalmente eso lleva a un pulso irregular. De hecho al sentir que su corazón latía en forma errática, Jesús se hubiera dado cuenta de que estaba a punto de morir, y es entonces que pudo decir: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" y luego murió muy probablemente de un paro cardiaco. Antes de morir la conmoción hipovolémica debe haber causado un ritmo cardíaco acelerado sostenido que debe haber contribuido al paro cardíaco, lo cual dio por resultado la acumulación de fluido en la membrana que rodea al corazón llamada efusión pericárdica, al igual que alrededor de los pulmones, llamada efusión pleural.

Traspaso del Corazón
Para acelerar la muerte, los soldados quebraban las piernas de los crucificados, utilizando para ello una lanza romana para despedazar los huesos de la parte inferior de las piernas. Eso evitaba que la persona empujara hacia arriba con las piernas para poder respirar así que la muerte les seguía en cuestión de minutos. En el Nuevo Testamento se nos dice que los huesos de Jesús no fueron quebrados como ocurrió con los otros crucificados. Esto fue así porque los soldados habían confirmado que Jesús había muerto; así se cumplió la profecía del Antiguo Testamento acerca del Mesías donde se dice que ninguno de sus huesos sería quebrado. Pero el soldado romano para confirmar la muerte de Jesús le clavó la lanza en su costado derecho. La lanza atravesó el pulmón derecho y penetró el corazón. Por lo tanto, cuando se sacó la lanza, salió fluido claro, como el agua, seguido de un gran volumen de sangre, tal como lo describe Juan, uno de los testigos oculares, en su Evangelio.

Acontecimientos Importantes Durante y Tras la Muerte de Jesús

Dos sucesos importantes se registraron inmediatamente después de la muerte del Salvador, y uno mientras agonizaba en la cruz:
Hubo ese día oscuridad desde la hora sexta hasta la novena (en la medición judía esto es desde el medio día hasta las tres de la tarde) es decir, durante las tres horas en que Jesús estaba siendo crucificado hubo oscuridad en toda aquella región. Esta misteriosa oscuridad no pudo haber sido el resultado de un eclipse del sol. Era en tiempo de la Pascua de los judíos, cuando siempre se observaba luna llena y los eclipses del sol son totalmente imposibles. Esto sin duda es muy similar a los tres días de oscuridad que hubo en Egipto cuando Dios hizo esta señal a Faraón para que dejara salir al pueblo judío, que era su esclavo. No hubo egipcio quien pudiese levantarse de su lugar en tres días, pero todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones. También vale la asociación con Isaías 13:9-10: “He aquí el día de Jehová viene, crudo y de saña y ardor de ira, para tornar la tierra en soledad, y raer de ella sus pecadores, por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no derramarán su lumbre; y el sol se oscurecerá en naciendo, y la luna no echará su resplandor. Algunos estudiosos consideran que estas tres horas de oscuridad durante la muerte de Jesucristo acontecieron para dar cumplimiento a lo profetizado por Amos: “Y acaecerá en aquel día, dice el Señor Jehová, que haré se ponga el sol al mediodía, y la tierra cubriré de tinieblas en el día claro” (Amós 8:9) y en realidad parece tener bastante sentido. Tenemos que la oscuridad simboliza para Dios juicio y tristeza ¿Cómo se sentiría Ud. al ver a su único hijo sufrir inhumanamente como estaba sufriendo Jesús? Si bien es cierto que la muerte del Cordero nos trajo la libertad, no es menos cierto que en ese momento un inmenso dolor oprimía el corazón de nuestro Padre ¿por qué razón entonces habría de hacer un refulgente sol y un hermoso día mientras Jesús padecía el martirio más grande que ha sufrido algún ser humano? Si Ud. al levantarse por la mañana goza de un bello y radiante día, no lo vea como algo casual sino agradézcaselo a Dios, porque es un regalo suyo y es El quien lo dá y también es quien lo quita. Esa oscuridad del sol no fue un mero asunto de la Tierra, fue un evento cósmico extraordinario; recuerde que Dios gobierna sobre los planetas, los soles, las lunas, estrellas y galaxias.
Se rasgó el velo del templo. Al morir Jesús el velo del templo de Jerusalén se rasgó por la mitad (Lucas 23:45). Ese velo era como un telón de los que actualmente hay en los grandes teatros; de una tela sumamente gruesa. Medía siete metros de alto y separaba el lugar santo del santísimo. Solamente una vez al año el Sumo Sacerdote entraba al lugar santísimo y presentaba a Dios la sangre del cordero sacrificado para el perdón de los pecados del pueblo. Sólo el sacerdote estaba autorizado para entrar en el lugar santísimo, pues allí Dios descendía. A través de este hecho milagroso Dios demostró que la muerte de Cristo nos abre la posibilidad de comunicarnos directamente con nuestro Jehováh. Ya no necesitamos intermediarios humanos de ningún tipo, o sea, sacerdotes como en el Antiguo Testamento. Al aceptar a Jesucristo en nuestro corazón como Salvador, El nos abre una autopista directa a Dios. Cada uno está invitado a tener una relación personal con Él. Hombre o mujer, niño o anciano, rico o pobre, profesional, trabajador, estudiante; todos podemos orar directamente, podemos confesarle nuestras faltas, interceder por otros, hablarle sobre lo que nos gusta, lo que soñamos, lo que nos entristece, pactar con El, reconciliarnos con El, etc. Somos parte de su pueblo y de sus sacerdotes. Como escribiera Pedro: “Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo de Dios, ahora sois pueblo de Dios linaje escogido, sacerdotes al servicio del Rey” (1 Pedro. 2:9-10).
Se abrieron los sepulcros (Mateo 27: 52-54) Por último, el otro acontecimiento estremecedor que ocurrió inmediatamente después de la muerte de Jesús fue un terremoto, tras el cual se abrieron los sepulcros (un sepulcro es un tipo de cueva con una enorme piedra a modo de puerta usada para guardar restos mortuorios). Los sepulcros se abrieron, pero no todos los sepulcros, sino los de quienes practicaron buenas obras y murieron en la espera del Mesías. Si el terremoto llamó la atención de los presentes en la muerte de Cristo y de los centuriones a cargo de la crucifixión, lo más impresionante fue lo que vino después: De esos sepulcros abiertos salieron resucitados. Estas personas fueron a Jerusalén, a sus casas y calles a proclamar que había venido el Mesías ¿Increíble no? Pues este fenómeno ocurrió y es llamado La Primera Resurrección. Al Señor le agrada mostrar Su gloria y Su poder y esta manifestación divina es el preámbulo de lo que hará con todas las generaciones que estén durmiendo esperando la segunda venida de Jesús. Así mismo seremos resucitados y los que estén vivos serán transformados en seres incorruptibles, con cuerpos que no se degeneren como los actuales con el paso del tiempo. Debemos comenzar a comprender que nosotros no morimos, sólo dormimos esperando que Jesucristo regrese a buscarnos (como hizo con los primeros) y que Jehováh se siente en su trono para juzgar a la tierra. ¿Cuál es la diferencia entre los primeros resucitados y los segundos? La diferencia es que aquellos fueron salvos por obras y nosotros lo seremos por la fé. La Biblia no aclara qué fue de estos resucitados, pero suponemos que se marcharon con Cristo, ya que Dios no deshace la obra de sus manos ni llena dos veces un mismo sepulcro.



Reflexión: Romanos 5:7-11
"En verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera! Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no solamente eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación."

La Resurrección de Jesús
La resurrección de Jesús esta debidamente documentada en los cuatro evangelios (Mat. 28:1-8; Mar. 16:1-8; Luc. 24:1-12; Juan 20:1-9) y es uno de los fundamentos de nuestra fé. Por este motivo es también uno de los eventos más atacados por Satanás. Como leemos en Mateo 28 del verso 12 al 15, cuando los sacerdotes del Senedrín se percataron de que había ocurrido un milagro, lejos de reflexionar y arrepentirse por lo hecho a Jesús (que pudieron haberlo hecho) decidieron sobornar a los soldados que cuidaban el sepulcro donde fue colocado Jesús para que dijeran a todos que el cuerpo había sido robado. Tristemente, esta mentira de Satanás aún vela el entendimiento de los judíos que no creen en Jesucristo y que siguen esperando a un mesías que sólo vive en su imaginación y que por supuesto, nunca va a llegar.

La resurrección de Jesús no fue esperada por los discípulos aunque Jesús
les había anunciado que resucitaría al tercer día. Este es un vivo ejemplo de la típica incredulidad del hombre. No estamos llamados a creer aquello que nos parece lógico a nuestro criterio sino en la palabra eterna y verdadera de Dios. Aprendamos a ampliar nuestra mente para poder recibir las grandes revelaciones que Dios tiene para nosotros y que no caben en el molde estrecho del raciocinio humano. Tenemos entonces cinco apariciones de Jesús después de la resurrección en el primer día. Todas eran inesperadas, sin anuncio, en varios lugares y bajo diferentes circunstancias, pero todas estas manifestaciones fueron altamente convincentes. Jesús quería asegurarles a sus discípulos que siempre estaría con ellos, aunque El tuviese que regresar al Padre una vez cumplida su misión en la tierra. La palabra dice que no le reconocían…era porque se les presentó con su forma divina, la del Angel de Jehováh y es así como vendrá la segunda vez. Jesús en la Tierra no era un hombre atractivo y no debía serlo, pues no le seguirían por su mensaje sino por su físico; desvirtuándose y dificultándose Su misión. Jesucristo no yace en ninguna tumba o sepulcro: Su tumba está vacía allá en Jerusalén. Jesús ascendió al cielo frente a una gran multitud de personas, prometiendo regresar de la misma manera en la cual ese día le vieron partir. Nos dejó dos cosas maravillosas, además de la Salvación del alma y de su maravillosa palabra, nos dejó al Espíritu Santo como consolador hasta que El venga, y su promesa de que aquellos que estén vivos y esperándole para el momento del juicio sobre el mundo, serán arrebatados por El mismo para que no vean la gran tribulación.
Introducimos en la escena dos nuevos conceptos, el de “Arrebatamiento” y el de “La Gran Tribulación”. Los cuales digeriremos seguidamente. El Espíritu Santo por su parte, es de las máximas bendiciones que Jesucristo pudo habernos entregado. El existe, es una persona; una de las tres personas de la Trinidad. El Espíritu Santo intercede por nosotros ante el Padre con gemidos indecibles, se entristece con nuestra tristeza y comparte nuestras alegrías, nos guía a tomar las decisiones más acertadas, nos acompaña permanentemente donde quiera que vamos, cuida de nuestros pasos para que no caigamos en el lazo del cazador, es quien nos alerta de los peligros, tanto físicos y terrenales como invisibles y espirituales; le habla a nuestro espíritu ministrando liberación, entendimiento y sanidad, nos muestra cómo es el pecado y en qué consiste para que tengamos discernimiento del mismo y nos apartemos de él… En fin, cuando aceptamos a Jesús como el hijo del Dios Altísimo, el Espíritu Santo dejado por Cristo para Su pueblo viene a ser nuestro consolador ¿por qué? porque justamente pasamos a ser parte de Su pueblo ¿y para qué? para ayudarnos a vivir en este mundo que Jesús sabía se tornaría cada vez más y más violento. El Espíritu Santo estará aquí hasta que Cristo venga por nosotros, luego de esto será quitado y vendrán días realmente duros para los que se queden.
La Segunda Venida De Cristo: El Inicio del Verdadero Nuevo Orden Mundial
Este es un tema controversial, que llama la atención de muchos, intranquiliza a algunos y pocos conocen a ciencia cierta. Tenemos que hablar de esto. Hoy es más importante que nunca y para quienes conocemos algo sobre la materia es una gran responsabilidad advertir todos cuantos podamos. Si tiene un familiar, amigo, colega, vecino, profesor, empleado, etc., que usted considere que necesita hoy de la presencia de Dios en su vida, hágale llegar rápidamente el mensaje de que Jesús vendrá en breve a buscar a quienes le estén esperando y si usted es quien necesita de la presencia de Dios en su vida, hoy es el día hermoso para abrirle el corazón, arrepentirse de los pecados, excesos, abusos, desobediencias u omisiones y empezar a andar en la rectitud fructífera que en verdad es buena para nosotros. Esto sí es posible. Seamos como Dios soñó que seríamos cuando aún formaba nuestros huesos en el vientre de nuestras madres: de manos y corazones limpios, amadores del orden y leales a la verdad; sin formalismos inútiles ni religiosidades estériles que sólo han conseguido dividirnos y etiquetarnos. Si usted está leyendo hoy esta revelación, es porque Dios le amó desde antes de la fundación del mundo y le escogió para reinar junto con El. Dios sólo quiere que sus ovejitas amadas retornen a su redil, a donde pertenecen; fuera de las prácticas depravadas de nuestras sociedades. Hoy en día manejar la siguiente información es vital para salvarnos de lo que sucederá muy pronto, ya que luego de un profundo y serio análisis, todos los estudiosos de la Biblia concluyen que estamos en los tiempos de la segunda venida del Hijo de Dios. Todo lo que hemos venido estudiando, oyendo y leyendo sobre Cristo, debe traernos necesariamente a este punto; de lo contrario no estamos recibiendo lo que Jesucristo nos vino a traer. No sea Ud. presa fácil del maligno ni se arriesgue a sufrir el castigo que viene para la humanidad. No padezca una oscura eternidad sin Dios por falta de conocimiento, que es muy diferente a la fé. Quien se salva por fé entra en la gracia de Dios; quien tiene fé y conocimiento no sólo se salva, sino que ayuda a salvar a otros. Infórmese oportunamente y marque esa diferencia en provecho de quienes le rodean.
Jesús en persona fue el primero en hablarnos claramente de su segunda aparición. El mismo nos dejó dicho las cosas que habrían de ocurrir en torno a su venida. En Mateo 24 y 25; Marcos 13:1-37; Lucas 12:35-48 y 21:5-36 ubicamos amplias referencias de ello. Si estudiamos detenidamente los sucesos de Mateo 24 veremos que aunque El no especificó el día ni la hora en que volvería (pues nadie lo sabe) sí nos dejó una serie de acontecimientos que precederían su retorno. Por lo tanto hay que permanecer vigilantes.

Detengámonos para recapitular:
1) Jesucristo es el unigénito (el primero) hijo de Dios, quien se hizo hombre para establecer mediante su sacrificio un mecanismo definitivo, expedito y perfecto para que el hombre llegara al Padre, ya que la desobediencia de Adán y Eva le condenaron a vivir fuera del Reino y del propósito original de Dios. Este plan de “plan de rescate” del hombre proviene solamente de la misericordia de Dios y de su amor por Su creación.
2) Llegará el día en que Dios juzgue a las naciones por sus pecados, ofensas y maldades. Todo aquel que tenga a Jesucristo en su corazón será salvo de la ira del Dios Viviente en ese día. Ese período de castigo sobre la Tierra es llamado “La Gran Tribulación”. Los que hayan muerto en Cristo serán levantados primero y los que se encuentren vivos esperándole serán arrebatados. Luego el Reino de Dios se establecerá aquí en la Tierra con estas personas ya transformadas.
Dicho esto, es sumamente importante lo que sigue a continuación, así que atienda bien a estas palabras que llegan a usted cortesía de la misericordia y el amor de Jehováh nuestro Dios, varón de guerra y único portador de luz y libertad.
Jesucristo vendrá dos veces, sí. Dos veces. Una vez para arrebatar y otra vez para juicio. Ambos regresos tienen propósitos distintos y no sabemos exactamente que tiempo transcurrirá entre uno y otro. El juicio viene y Cristo es el abogado defensor de la humanidad, por eso debe estar presente. Esa será la última de estas dos veces que vendrá. La primera vez regresará para cumplir una promesa. Es común oír entre los cristianos y leer en las paredes de las calles que “Cristo Viene Pronto”, es verdad. No Sabemos cuando, pero sí es importantísimo saber por qué y para qué.

Venida para Arrebatar: La Promesa.
Quienes no han oído antes acerca de esto, se preguntarán de donde salió este concepto. El “Arrebatamiento”, no es un concepto nuevo. En el Antiguo Testamento vemos que Enoc (Gen.5:24) desapareció. En el libro de Hebreos 11:5, se explica que Enoc no vio muerte sino que fue transpuesto por Dios. También Elías subió al cielo sin ver muerte (2 Reyes 2:11) y Apocalipsis 11:12, versa sobre los dos testigos de Dios que oyen una gran voz del cielo que les decía “Subid acá” y subieron al cielo en una nube; en presencia de sus enemigos.
"Mas como en los días de Noé... y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevo a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. Entonces estarán dos en el campo; uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada". (Mat.24:37-39).
Por su parte el Apocalipsis, comienza hablando de las distintas iglesias pero después del capítulo 4 del libro, la iglesia no se menciona más. La iglesia solo aparece al final en 22:17 llamando a Jesús a su encuentro, como una especie de salutación final que alude al hecho de que le estamos esperando.

¿Cuál es la Promesa Dejada por Jesús?
"Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra" (Apoc.3:10).
Jesucristo se llevará a quienes estén guardando su palabra en ese momento y los demás se quedarán. ¿Sabe lo que esto significa? Esto será de extremo gozo para quienes se marchen con Jesús, pero terrible para quienes se queden. Hablamos de un tiempo de muchísima angustia. El Espíritu Santo ya no estará más en la Tierra, pues fue dejado para consolar a los cristianos hasta ésta venida, razón por la cual acabará su labor al irse los cristianos. Satanás se desatará aún más contra la gente con toda clase de enfermedades, violencia y perdición. No en vano Jesús dice en el sermón del monte que somos la sal de la tierra. No somos la sal de la tierra porque de algún modo le demos sabor. Jesucristo nos compara con la sal porque ésta se usaba antiguamente para conservar la carne y almacenarla sin que se pudriera. Estas palabras de Jesús nos permiten hacernos una idea de lo que ocurrirá en el mundo cuando la sal sea quitada, pues nuestra presencia y oraciones son lo que detiene el avance del diablo.
Jesús dijo: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis". (Juan 14:1-3).
Esta es la fé de los verdaderos cristianos La Iglesia de Dios, quienes crean en Jesús; no verán el juicio de Jehováh; el cual constituye el fin de este sistema corrompido y distorsionado producto de la caída del hombre. Jesús vendrá en una hora en la que nadie sabe y no será visto. De esta venida sólo habrá por testimonio que los cristianos desaparecerán. Con todas las consecuencias que esto implica. Este hecho marcará el inicio de la gran tribulación, que será un período de gran sufrimiento para la humanidad, el cual nunca hubo ni habrá.
"Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tesalonicenses 4:17. Apocalipsis 1:7) Aquí no se dice que Jesús pisará tierra, esta aparición en las nubes es exclusivamente para llevarse a su iglesia y no es la misma de Apocalipsis 19:11, donde viene montado en un caballo blanco para juzgar, guerrear y reinar, donde su iglesia ya estará con El.
"Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo" (I Tesalonicenses 5:9).
"El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él". (Juan 3:36).
"Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan" (Hebreos 9:28).

"Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia" (Efesios 5:6. Ver también Efesios 2:1-3) La ira es para los hijos de desobediencia y no para el que ha recibido a Jesucristo y obedece su palabra.

"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados." (I Corintios 15:51-52).
Gran cantidad de estudiosos de la palabra de Dios consideran que los cristianos pasarán por un periodo de persecución, que ya se inició y se irá intensificando. Estamos de acuerdo. Hay y habrá persecución, pero esto no es aún la gran tribulación, ni la ira de Dios, sino más bien un acto desesperado del enemigo sabiendo que le queda poco tiempo; porque él ya ha sido condenado. Sólo estamos esperando que se ejecute su sentencia.

¿Qué son la Bodas del Cordero?
Las bodas del Cordero es una fiesta. Esta fiesta tendrá lugar en el cielo durante la gran tribulación que habrá en la tierra. La Iglesia de Dios, su pueblo, los que hayan creído que Jesús es el hijo de Dios sacrificado por nosotros y hayan vivido según éste pensamiento serán los invitados. Los que hayan sido arrebatados y los resucitados en Cristo serán los invitados. Hemos dicho que Jesús vendrá dos veces. Las bodas del cordero será la fiesta preparada en honor a los que hayan obedecido para que permanezcan allí y se gocen durante el tiempo que transcurra entre una venida de Cristo y la otra venida. Esto lo sabemos porque nosotros vendremos a reinar con El en su segunda venida. La descripción que hace la Biblia de las bodas del Cordero es una de las razones más convincente de que la Iglesia de Dios no verá la gran tribulación.

“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque son venidas las bodas del Cordero, y su esposa se ha aparejado. Y le fue dado que se vista de lino fino, limpio y brillante: porque el lino fino son las justificaciones de los santos. Y él me dice: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero. Y me dijo: Estas palabras de Dios son verdaderas.” Apocalipsis 19: 7-9.
La Iglesia de Dios en llamada “La Novia”• y la reunión entre Jesús y quienes recibieron su salvación es llamada “Boda” ¿Por qué? Esto obedece a una comparación. Jesús comparó la situación inicial y final de su pueblo con una boda para que el pueblo la entendiese mejor. Desde luego no como las bodas que se realizan actualmente, sino con las que se hacían en su época.
En los tiempos de Jesús la tradición de una boda judía constaba de dos partes:
1) Elegida la novia se establecía el precio que el novio pagaba por ella, se hacía un compromiso matrimonial; pero aún no pueden vivir juntos, y se hacia un contrato matrimonial. En él constaba el precio de la novia, las promesas del novio y los derechos de la novia y debía ser firmado y formalizado antes de la boda. Se le presentaban obsequios a la novia, y los novios compartían la copa del pacto bebiendo vino. La pareja tomaba de la misma copa; primero el novio tomaba de la copa, luego le daba a la novia. Se consideraba responsabilidad del hombre ir con su padre, construir una casa y hacer las preparaciones para la boda. Sin embargo, antes de partir, el novio hacia una declaración a la novia: "Voy a preparar un lugar para ti; si yo parto ahora, regresaré por ti". Antes de que el novio pueda regresar por la novia, el padre del novio debía aprobar las preparaciones hechas por su hijo. Sólo entonces le dá permiso a su hijo para ir por la novia. El novio no sabe cuando su padre va a dar su aprobación final, para luego enviarlo a recoger a la novia.
Todo esto es exactamente lo mismo que sucedió con Jesús. El nos escogió desde la fundación del mundo, pagó el precio de su sangre por su iglesia y además tomó la copa del pacto en la última cena. Ese es el verdadero significado de la última cena. El estaba pactando con nosotros tal y como el prometido en una boda; por eso dice “bebed y comed esto en memoria de mí”. ¿En memoria de qué, de su persona? No. En memoria del pacto que ese día hizo de irse, para volver por nosotros. Si tomamos la santa cena en la iglesia, realmente es para recordar que somos suyos y que vendrá a buscarnos. Igualmente nos dejó sus promesas y dejó también dones. También dijo que iría a la casa de su Padre a preparar lugar para nosotros (Juan 14:2). Tampoco Jesús, como un novio conoce cuando vendrá: “Pero el día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre”. (Mateo 24:36 y Marcos 13:32).
2) Mientras tanto, la novia debía esperar el regreso del novio, quien podía aparecer en cualquier momento, aún a medianoche. Por lo tanto, ella debía estar preparada en todo momento. Jesús hizo referencia a esto en Marcos 13:32-37 y Mateo 25:1-13. El novio dejaba con ella un ayudante para ayudarla en todo hasta el día de su regreso. Jesús nos dejo al Espíritu Santo. El novio regresa precedido de una voz que dice: "He aquí viene el novio", (lo que explica Jesús en la parábola de las 10 Vírgenes en Mateo 25:1-13); y se oirá el sonido del cuerno de carnero o trompeta. La boda de los novios se lleva a cabo debajo de la chupah o toldo matrimonial. El cielo es un tipo de chupah. Cuando se llame a la iglesia (la novia) acompañado del sonido de la trompeta (el shofar usado antiguamente) se estará anunciando las bodas entre Cordero y Su novia en el cielo.

¿Qué Pasará en la Tierra con los que se Queden?
Cuando el pueblo de Dios sea arrebatado se implantará formalmente el reino del anticristo, quien es un enviado de Satanás preparado para implantar la maldad más oscura que nunca antes se haya visto. El anticristo sí existe y no sólo eso, hay gente muy seria que piensa que ya esta aquí en la Tierra. Satanás siempre ha querido ser un dios; pero no lo es. El maligno es una creación divina más, que en un tiempo se reveló contra Dios porque su corazón se llenó de orgullo. El enemigo era hermoso, sabio y la palabra de Dios en Isaías narra que le cantaba al Señor en distintas y bellas voces. Era además su oficial de confianza.
Esto ha quedado muy atrás. Desde su caída, el enemigo sólo ha perseguido sabotear los planes de Dios e imitarlo en tanto le fuera posible. Así como Dios envió a su Hijo, así él enviará a un hombre entendido en enigmas, que no hará caso del amor de las mujeres y entrenado para defender los intereses del infierno. Dios pudiera destruirlo ya, y terminar con todo de una vez; pero El permitirá que todo esto pase para que se cumpla su palabra y demostrar su superioridad en cualquier terreno. Dios no es cobarde para luchar. Jehováh es Varón de Guerra, es Jehováh de Los Ejércitos y dará la batalla como corresponde.
Ese reino de maldad les impondrá a todos los habitantes del mundo que adoren a Satanás. Durante un tiempo breve (que consideramos en base al libro de Apocalipsis será de tres años y medio) nadie podrá realizar transacciones económicas de ninguna índole si no apoya al proceso totalitario y político-religioso liderado por este hombre. Incluso aquél que no se sujete a este Será un mandatario quien se venderá como pacificador pero que luego mostrará su verdadera esencia.
“Y le fue dada boca que hablaba grandes cosas y blasfemias: y le fue dada potencia de obrar cuarenta y dos meses”. Apocalipsis 13:5.
“Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su nombre, y su tabernáculo, y a los que moran en el cielo”. Apocalipsis 13:6.
“Y todos los que moran en la tierra le adoraron, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida del Cordero, el cual fu inmolado desde el principio del mundo”.

Apocalipsis 13:6.
Paralelamente, se levantará también un falso profeta, el cual apoyará y defenderá al gobierno del anticristo en un intento por revestir su tiranía con un manto de legitimidad “divina”. Será toda una mezcolanza de política y religión orientada a poseer control y dominio sobre todos los hombres. Este falso profeta forma parte de todo el plan. Como Dios es un Dios trino (Padre, Hijo y Espíritu Santo) el enemigo envía a este falso profeta para continuar con su acostumbrado estilo imitativo: Satanás, Anticristo y Falso Profeta; completando asi su blasfemia.
“Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella; y hace a la tierra y a los moradores de ella adorar la primera bestia, cuya llaga de muerte fue curada. Y hace grandes señales, de tal manera que aún hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que hagan la imagen de la bestia que tiene la herida de cuchillo, y vivió. Y le fue dado que diese espíritu a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y hará que cualesquiera que no adorare la imagen de la bestia sean muertos. Y hacía que a todos, a los pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, se pusiese una marca en su mano derecha, o en sus frentes; y que ninguno pudiese comprar o vender, sino el que tuviera la señal, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre”. Apocalipsis 13:12-17.
Sin embargo, todavía habrá esperanza. El Señor nos revela que quienes se nieguen a adorar a Satanás podrán ser salvos, no de la gran tribulación, pero sí de quedar fuera del Reino de los cielos que se establecerá en la Tierra luego de que pasen todas estas cosas. Podrán arrepentirse, pagando la salvación de sus almas con sus vidas.
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fue dado juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni á su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus manos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años”. Apocalipsis 20:4.
Todo este caos se presentará en la Tierra mientras los hijos de Dios estarán en algún lugar de los cielos gozándose y compartiendo unidos; tanto los que se fueron en vida (los arrebatados) como los que fueron resucitados. La resurrección de los fieles a Cristo es llamada La Primera Resurrección (Apocalipsis 20:5) y será para alegría y vida eterna. Existe una Segunda Resurrección, la de los que murieron entando en pecado; que será para juicio ya que no se arrepintieron de sus iniquidades ni enderezaron sus caminos. Esta será su segunda muerte. La primera muerte fue cuando tuvo fin su vida aquí en el mundo y la segunda, cuando queden fuera del Reino de Dios. Allí será el llanto y el crujir de dientes.
“Mas los otros muertos no tornaron a vivir hasta que sean cumplidos mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad en éstos; antes serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con El mil años”. Apocalipsis 20:5-6.
Estemos atentos a esto porque la palabra dice que sin santidad nadie verá a Dios. No sólo es necesario reconocer que Jesús es nuestro salvador, también debemos ser santos como Santo es nuestro Padre. No se alarme. La santidad no consiste es poderes sobrenaturales, ni en estar sonriente todo el tiempo, ni en jamás molestarse, ni en ayudar más a los necesitados que la madre Teresa de Calcuta. Ser santo es cumplir con los únicos dos mandamientos que dejó Jesús en la Tierra: Amar a Dios con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu corazón, y a tu prójimo como a ti mismo. Parece simple, pero no lo es. Implica esfuerzo, disciplina y constancia. Sin embargo se puede lograr y reporta beneficios eternos.

Venida Para Juzgar: El Milenio y el Armagedón
Seguidamente, la Biblia nos describe un período de paz, durante el cual Jesús reinará juntamente con nosotros. Este tiempo es llamado El Milenio ya que durante mil años estaremos con Cristo en persona reinando en la Tierra. No sabemos a ciencia cierta la razón por la cual Jesús reinará junto a nosotros mil años antes de que se establezca el Reino de Dios de forma definitiva, pero seguramente este misterio poco a poco se nos irá revelando. Para el momento del Milenio ya habrá pasado la gran tribulación, el anticristo ya habrá sido vencido por Jesús (pues su tiempo de reinar eran sólo 42 meses) los fallecidos sin Cristo aún dormirán y Satanás estará atado, o lo que es lo mismo, inactivo; sin poder para dañar, mentir ni tentar. Luego de estos mil años será la lucha final: El Armagedón. La batalla donde Jesucristo, sus ángeles y sus escogidos lucharán contra los ejércitos del mismo Satanás. Ese será el día del verdadero Juicio Final.
Al finalizar del milenio el diablo será liberado y saldrá a engañar a las naciones de la tierra para incitarlas a la guerra, en un último intento por conseguir el dominio de este mundo. Logrará embaucar a muchos, a reyes y a grandes hombres de guerra; y reunirá sus tropas para enfrentarse nada más y nada menos que al Hijo de Dios. La palabra Armagedón se deriva del Monte Megido (Har Megiddo en hebreo), el sitio donde ocurrió la célebre batalla de Megido, del siglo XV A.C., y otras muchas batallas del pueblo judío. Fue allí donde los ejércitos de Israel, dirigidos por Débora y Barac, vencieron a los cananeos (Jueces 4 y 5). También Gedeón combatió en ese lugar y triunfó sobre los madianitas (Jueces 7). En ese lugar fue muerto Saúl en la batalla contra los Filisteos (1 Samuel 31:8). Allí le dió muerte el rey Jehú a Ocozías (2 Reyes 9:27). Y fue el lugar donde la invasión egipcia le dió muerte al Rey Josías (2 Reyes 23:29-30; 2 Crónicas 35:22). No es casualidad que la batalla del Armagedón se lleve a cabo en este lugar. Esto nos confirma una vez más que aunque vivamos tiempos difíciles, todo estará siempre en las manos de Dios y Su voluntad priva siempre por encima de la maldad del hombre y de la perversidad de Satanás.
Contrariamente al carácter fatalista y temible que se le ha dado a la palabra Armagedón, la realidad es que la batalla de Armagedón será el final definitivo de Satanás y marcará una nueva era en nuestro planeta. Este será un día de victoria recordado eternamente como el día en que el Señor Jesucristo, sobre su cabalgadura y espada en mano, conquistó para nosotros un cielo nuevo y una tierra nueva.
En ese día El Diablo será derrotado y lanzado al lago de fuego junto con todos sus colaboradores. Ya no seremos más engañados, asustados, oprimidos, heridos, tentados, esclavizados, ni hurtados. Al padre de mentiras se le ejecutará su sentencia. También serán despertados para juicio aquellos quienes no quisieron recibir Jesús y los que obraron maldades durante sus vidas.
“Y vi un ángel que estaba en el sol, y clamó con gran voz, diciendo a todas las aves que volaban por medio del cielo: Venid, y congregaos a la cena del gran Dios, para que comáis carnes de reyes, y de capitanes, y carnes de fuertes, y carnes de caballos, y de los que están sentados sobre ellos; y carnes de todos, libres y siervos, de pequeños y de grandes. Y vi la bestia, y los reyes de la tierra y sus ejércitos, congregados para hacer guerra contra el que estaba sentado sobre el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue presa, y con ella el falso profeta que había hecho las señales delante de ella, con las cuales había engañado a los que tomaron la señal de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego ardiendo en azufre. Y los otros fueron muertos con la espada que salía de la boca del que estaba sentado sobre el caballo, y todas las aves fueron hartas de las carnes de ellos”. Apocalipsis 19: 17-21.

Cielo Nuevo y Tierra Nueva
Después de todo lo que ha de ocurrir (el gobierno del anticristo, el rapto de la iglesia, las bodas del Cordero, la gran tribulación, la venida visible de Cristojesus, el Milenio, la Batalla del Armagedón y el juicio al mundo, a Satanás y a los malvados que colaboraron con él) el relato bíblico de Apocalipsis cambia de intención. Ya no habla más sobre guerras, ni señales. Se transforma en la fuente de promesas más hermosas que jamás se haya vista. Describe ahora como será el Reino de Dios. En esta Tierra nueva, en éste nuevo planeta, limpio y purificado; es que será establecido el Reino de Dios y su capital será Jerusalén, pero no la actual, sino una nueva Jerusalén. Esta nueva Jerusalén será traída desde los cielos y no se sorprenda, pues Dios es Dios de portentos. Dios renovará a la Tierra y a su creación y las cosas se repondrán al estado previo a la caída del hombre en pecado, es decir, todo será como desde un principio debió haber sido. Sólo habrá una diferencia: Esto no será para todos los hombres, como Dios lo había querido, sino para aquellos que reciban a Jesucristo en su corazón y se arrepientan de sus pecados, omisiones, ofensas y faltas.

Para Nosotros Hoy en Día
Amigo lector. Estas cosas han de ocurrir en breve. Dios en su infinito amor y misericordia ha decidido revelarlas a sus hijos para que estén preparados. Es momento de reflexionar, de poner la casa en orden y de pensar qué podemos hacer para que todos los que conocemos y los que no, se salven de éstas calamidades. Nos urge investigar, informarnos e informar a otros. No se guíe sólo por éste escrito. Pregunte, indague, válgase de Internet, de la Biblia, de libros sobre el tema. Dios siempre estará donde Ud. lo busque.
Siempre se ha hablado sobre “El Fin del Mundo”. Esto no es nuevo. Hay libros, películas, pinturas, poemas, obras para teatro, caricaturas y video juegos que cuentan su propia versión de los hechos. Incluso ha habido suicidios por miedo a no tener escapatoria. El día del Juicio de Dios ha sido muy mal enfocado, erróneamente de hecho. No es correcto hablar de “El Fin del Mundo”. No, para nada. Dios no es Dios de destrucción. Dios es Dios de creación, de vida, de colores, de fragancias, de ciencia, de creatividad y en este caso, también es Dios de transformación. Dios renovará al mundo, lo limpiará del pecado y nos lo volverá a entregar. Eso es lo que hace un Padre. Un padre no destruye el hogar de los hijos, mas bien lo arregla. Pero todo tiene su proceso y ese proceso de mejoría empieza con las señales que nos dejó Jesús. Lo que sí llegará a su fin en todo caso será la inmensa maldad que impera en la Tierra.
Jesucristo nos dejó señales de la venida cuando arrebatará a su pueblo. Fue tan cuidadoso que nos dejó dos tipos de señales, unas de cuando el fin se aproxime y otras de cuando ya sea inminente. Muchas de las primeras ya se estan cumpliendo.
1) Lo Que debe de ocurrir (Pero todavía no es el fin)
Principio de dolores:
1. Falsos Cristos. Mateo24:5.
2. Guerras y rumores de guerra (nación contra nación) Mateo 24:6-7.
3. Pestes (Epidemias) Mateo 24: 7.
4. Hambres. Mateo 24: 7.
5. Terremotos en diferentes lugares. Mateo 24: 7.
Tribulación:
La persecución de los creyentes comenzó desde el día de de la resurrección de Cristo y continuará hasta el fin.
1. Creyentes perseguidos. Mateo 24:9.
2. Creyentes muertos por la palabra. Mateo 24:9.
3. Creyentes aborrecidos. Mateo 24:9.
4. Creyentes caerán bajo persecución. Mateo 24:10.
5. Creyentes perderán la fé y entregarán a otros creyentes. Mateo 24:10.
Engaños:
1. Falsos profetas. Mateo 24:11.
2. Falsos maestros. Mateo 24:11.
3. Engañados. Mateo 24:11.
4. Se multiplicará la maldad. Mateo 24:12.
5. Enfriamiento espiritual. Mateo 24:12.
2) Señales del Fin
En una de las parábolas de Jesús, la parábola de la higuera (Mateo 24:32-35) nuestro Señor Jesucristo, nos habló acerca de mirar los tiempos y los acontecimientos que nos rodean. Estos serán señal a nosotros para saber cuando estará cerca su venida.
1. Será predicado el evangelio a todo el mundo. Mateo 24:14.
2. Indiferencia al evangelio y dureza de corazón. Mateo 24:36-39.
3. Gran Tribulación. Mateo 24:21.
4. Falsos Cristos. Mateo 24:24.
5. Más falsos profetas. Mateo 24:24.
6. Tratarán de engañar aún a los escogidos. Mateo 24:24.
7. El sol se oscurecerá. Mateo 24:29.
8. La luna no dará su resplandor. Mateo 24:29.
9. Las estrellas caerán del cielo. Mateo 24:29.
10. Las potencias (el sol y la luna) serán conmovidas - Mateo 24:29.
¿Qué Podemos Hacer?
Sólo tiene Ud que repetir esta simple declaración: Señor Jesús, te acepto en mi corazón como mi único y verdadero salvador. Creo que viniste a morir por mi Entra en mi vida, límpiame y haz mi corazón conforme al tuyo. ¿Sencillo verdad? Amigo lector, el tiempo de la segunda venida de Cristo esta muy cerca. Muchas de las señales dadas por El ya se han cumplido y otras, se están cumpliendo. Esto es una realidad. Primero vendrá como ladrón en la noche, a raptar a quienes le esperan para que no vean tribulación, luego vendrá la gran tribulación, donde quienes se arrepientan de sus pecados tendrán que pagar con sus vidas la salvación de sus almas ¿A cuál grupo quiere pertenecer? Cristo no es una religión, ni un retrato en la pared, ni una misa los domingos. Jesucristo es un refugio, es el lugar de donde viene el socorro; es vida, y vida en abundancia. Desde hoy el Espíritu Santo le guíe por sendas de justicia y le enseñe a caminar con el Señor. Amen.



Fotos de los Lugares por los que Anduvo Jesús

Belén





En esta ciudad nació el Señor Jesucristo. En esta foto, en primer plano, se ven colinas rocosas y campos de pastoreo; y al fondo, la actual ciudad de Belén. Acontecimientos importantes: Raquel está enterrada cerca de allí (Gén. 35:16-20). Rut y Booz vivieron en este lugar (Rut 1:19; 2:4). El rey David nació en Belén y allí fue ungido rey (1 Sam. 16:1-13). En Belén nació Jesús y le adoraron pastores y los magos (Mateo 2:1-11; Lucas 2:4-16).

Capernaum




Capernaúm, situada en la ribera norte del mar de Galilea, fue el centro del ministerio galileo de Jesús (Mateo 9:1-2; Mar. 2:1-5). Fue un centro pesquero y comercial importante y próspero; allí convivían gentiles y judíos. Es probable que la población durante el primer siglo de nuestra era no sobrepasase los mil habitantes. Capernaúm estaba situada en la encrucijada de importantes rutas comerciales, rodeada de tierras fértiles. Los soldados romanos construyeron allí termas y depósitos de almacenamiento, contribuyendo así a la estructura social organizada con edificios públicos bien construidos. A pesar de los muchos milagros que el Salvador efectuó allí, por lo general, la gente rechazó Su ministerio; por ello, Jesús maldijo la ciudad (Mateo 11:20; 23-24). Con el tiempo, Capernaúm quedó en ruinas y todavía hoy sigue deshabitada.

Acontecimientos importantes: Capernaúm se conocía como la ciudad del Salvador (Mateo 9:1-2; Mar. 2:1-5) y obró en ella muchos milagros. Por ejemplo, sanó a muchas personas (Mar. 1:32-34), como el siervo del centurión (Lucas 7:1-10), la suegra de Pedro (Mar. 1:21, 29-31), el paralítico al que sus amigos bajaron por una abertura que hicieron en el techo (Mar. 2:1-12), y el hombre que tenía la mano seca (Mateo 12:9-13). Jesús expulsó en este lugar a muchos espíritus inmundos (Mar. 1:21-28, 32-34), levantó a la hija de Jairo de entre los muertos (Mar. 5:22-24, 35-43), y pronunció el sermón sobre el pan de vida en la sinagoga de Capernaúm (Juan 6:24-59). El Salvador dijo a Pedro que pescara un pez en el mar de Galilea y que, al abrirle la boca, hallaría una moneda para pagar con ella un impuesto (Mateo 17:24-27).

Cesarea de Filipo





Probablemente fue cerca de allí que Jesucristo prometió a Pedro las llaves del reino (véase Mateo 16:19). Este manantial se encuentra al pie del monte Hermón y es una de las tres cabeceras del río Jordán. Herodes Filipo, gobernante de esta región, mandó construir una ciudad en este sitio en honor al César (su emperador) y a sí mismo; en un principio recibió el nombre de Paneas, y actualmente se la llama Banias o Cesarea de Filipo. Acontecimiento importante: El Salvador se reunió con Sus discípulos en Cesarea de Filipo. Allí Pedro dijo que el Salvador es “el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, y el Salvador le prometió “las llaves del reino de los cielos” (Mateo 16:13-20).

El Desierto de Judea






Esta fotografía del desierto de Judea se tomó mirando hacia el sudeste. En lontananza se divisa el Mar Muerto. Acontecimiento importante: El desierto de Judea fue un refugio importante durante muchos períodos de la historia antigua. Allí David se escondió del rey Saúl (1 Sam. 26:1-3). Jesús ayunó en este lugar cuarenta días y cuarenta noches (Mateo 4:1-11; Mar. 1:12-13). Jesús utilizó la ruta que va de Jerusalén a Jericó a través del desierto de Judea como escenario de la parábola del buen samaritano debido a que los viajeros solitarios solían ser una presa fácil en esta zona (Lucas 10:25-37).

El Monte de Los Olivos



Acontecimiento importante: El Señor Jesús pondrá Su pie sobre el monte de los Olivos antes de Su aparición a todo el mundo. (Véase Zacarías 14:3-5).
El Huerto del Getsemaní





Estos antiguos olivos pueden ser descendientes de los que había en el huerto cuando el Salvador oró y sudó gotas de sangre. La fotografía de este viejo olivo se tomó en el lugar que, según la tradición, se considera el huerto de Getsemaní. El Salvador oró cerca de allí después de haber salido del aposento alto la noche que fue entregado. Acontecimiento importante: Allí Jesucristo comenzó a padecer por los pecados de la humanidad (Mateo 26:36-44; Mar. 14:32-41). Después que Jesús hubo orado, Judas Iscariote le entregó.

El Monte Tabor




La fotografía se tomó mirando hacia el noroeste. La llanura que rodea el monte Tabor es el Valle de Jezreel, que también se conoce como la llanura de Esdraelón. Nazaret se encuentra en las colinas más allá del monte Tabor. Acontecimientos importantes: Según la tradición, en lo alto de esta prominente elevación se efectuó la transfiguración de Cristo ante los apóstoles Pedro, Santiago y Juan (véase Mateo 17:1-9). En éste monte Débora y Barac reunieron los ejércitos del Señor para combatir contra Jabín, rey de Hazor (Jueces 4:4-14).

El Mar de Galilea y El Monte de las Bienaventuranzas




Según la tradición, éste es el cerro donde el Salvador pronunció el Sermón del Monte
La fotografía se tomó mirando hacia el suroeste, desde el ángulo noroeste del mar de Galilea, un lago de agua dulce. En la orilla más lejana, en el extremo izquierdo de la fotografía, se ve Tiberias. Se cree que el cerro que está en el centro de la foto es el monte de las Bienaventuranzas. Hacia la izquierda está Capernaúm, aunque no se ve en la foto. Acontecimiento importante: El Salvador ejerció la mayor parte de Su ministerio terrenal en esta región. Allí llamó y ordenó a los Doce Apóstoles (Mateo 4:18-22; 10:1-4; Mar. 1:16-20; 2:13-14; Lucas 5:1-11), pronunció el Sermón del Monte (Mateo 5:7), y enseñó en parábolas (Mateo 13:1-52; Mar. 4:1-34). Entre los milagros que efectuó aquí se incluyen los siguientes: sanó a un leproso (Mateo 8:1-4); calmó la tempestad (Mateo 8:23-27); expulsó a una legión de demonios de un joven, los cuales entraron en el cuerpo de unos cerdos, que salieron corriendo y se despeñaron en el mar (Mar. 5:1-15); levantó a la hija de Jairo de entre los muertos (Mateo 9:18-19, 23-26; Mar. 5:22-24, 35-43); alimentó a los cinco mil y a los cuatro mil (Mateo 14:14-21; 15:32-38); mandó a Sus discípulos echar las redes para pescar, y pescaron en abundancia (Lucas 5:1-6); sanó a mucha gente (Mateo 15:29-31; Mar. 3:7-12); y después de Su resurrección, apareció a Sus discípulos para enseñarles (Mar. 14:27-28; 16:7; Juan 21:1-23).

El Río Jordán





Esta fotografía se tomó cerca de su desembocadura del mar de Galilea. Acontecimiento importante: Lot escogió las llanuras del Jordán para sí (Gén 13:10-11). Josué dividió las aguas del río Jordán para que los israelitas lo cruzaran y llegaran a la tierra prometida (Josué 3:13-17; 4:1-9, 20-24). Elías el profeta y Eliseo dividieron sus aguas (2 Rey. 2:5-8, 12-14). Naamán sanó de la lepra en sus aguas (2 Rey. 5:1-15). Juan el Bautista bautizó Salvador (Mateo 3:1-6, 13-16).

Jerusalén






La fotografía se tomó mirando hacia el norte. En el centro se ve el santuario musulmán de techo dorado llamado la Cúpula de la Roca. En la antigüedad, los judíos adoraron en templos que se encontraban allí. Las murallas que se elevan cerca de la Cúpula de la Roca rodean la antigua ciudad de Jerusalén. A la derecha está el valle del Cedrón y al fondo, también hacia la derecha, el monte de los Olivos. Hacia el norte más allá de la Cúpula de la Roca, se halla la posible ubicación del Gólgota o el Calvario, o lugar de la Calavera, donde se crucificó a Jesús. Acontecimientos importantes: Abraham viajó a este lugar para sacrificar a Isaac (Gén. 22:2-14). El rey David tomó Jerusalén, que estaba en poder de los jebuseos (2 Sam. 5:4-9). El rey Salomón construyó un templo (1 Rey. 6-7). En Jerusalén El Salvador ejerció Su ministerio, expió nuestros pecados y resucitó (Mateo 21-28).

Nazaret






Jesús creció en esta ciudad.

Esta fotografía de la actual ciudad de Nazaret mira hacia el sur. En tiempos bíblicos, Nazaret era un pueblo pequeño. Acontecimiento importante: El ángel Gabriel anunció a María que concebiría al Salvador (Lucas 1:26–35), y también le dijo a José que tomara a María por esposa y que llamara Jesús al hijo de ella (Mateo 1:18-25). Jesús creció en Nazaret (Mateo 2:19-23; Lucas 2:4-40; 4:16). Predicó y anunció en la sinagoga que Él era el Mesías (Lucas 4:16-21), pero la gente de Nazaret lo rechazó (Mateo 13:54-58; Lucas 4:22-30).